Ana Teresa Aranda Orozco y Rafael Moreno Valle Rosas, se traen ojeriza desde que se conocieron. Una no soporta al otro y éste rechaza cualquier acuerdo con la señora. Se trata de un problema de química, igual al que enfrentó al hoy senador Humberto Aguilar Coronado con Gabriel Hinojosa Rivero, éste el primer alcalde panista en Puebla capital, y aquel como director general de Gobernación en el Ayuntamiento poblano.

Hay muchas razones para definir esa tirria, empero, para esta entrega sólo destacaré dos, las sustentadas en los dichos, digamos que históricos, de Ana Teresa y Rafael, palabras que quedaron registradas en los archivos de la revista Réplica.

La dama arguye que nunca apoyará a ningún priista. Y según parece para ella Moreno Valle seguirá siéndolo a pesar de que hoy porte la camiseta del PAN y ostente el cargo de gobernador de Puebla. Lo dijo durante la entrevista que le hice cuando buscaba la candidatura que al final ganó Antonio Sánchez Díaz de Rivera. Como siempre lo ha hecho, en sus palabras la dama puso el énfasis de la convicción que la ha distinguido en las buenas y en las malas para contender con quien sea y defender sus principios morales y partidistas.

Por su parte, el gobernador Moreno Valle respondió a mi pregunta sobre sus fobias (“¿Alguna fobia política”?). Dijo que le molestan la traición, el juego sucio y el incumplimiento de acuerdos, mismos que para él valen todo. “Cuando he dado mi palabra –agregó sin vacilaciones–, la he cumplido. Y cuando se me ha dado no ha sido cumplida. Esa es la causa de muchas acciones que he emprendido. Esa es mi fobia…”

Lo curioso es que una y el otro leen con fruición El arte de la guerra, de Tzun-tsu, circunstancia que me lleva a pensar que esta lucha, la que actualmente presenciamos, es a “muerte civil”. O sea que Ana Tere peleará con la enjundia que le ha ganado los espacios mediáticos más importantes, actitud que, curiosamente, le aprendió a María Luisa Calderón Hinojosa, su paradigma y maestra en resistencia civil. Y Rafael seguirá montado en su macho amparándose en el postulado que adoptó su gobierno como línea de acción, mandato que hasta ayer parecía sustentado en las fobias: “Nadie por encima de la ley”.

En aquella entrevista (2007) y ya sin la grabadora, le pregunté al hoy gobernador, si habría alguna posibilidad de atemperar su ríspida relación con la señora Aranda. Me respondió seco, tajante: Ninguna. No hay forma de conciliación. Y en efecto, por lo que sucedió el día domingo, cuando los agentes ministeriales de Puebla detuvieron al ex alcalde Pedro Barojas, aliado político de Ana Tere y consejero del PAN, no sólo se alejó la posibilidad del acuerdo sino que hasta se tornó imposible.


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Se trata pues de una bronca entre neo panistas y panistas de viejo cuño, pelea que nos muestra el escenario tal cual: el gobierno morenovallista seguirá en las mismas, actitud que se ha manifestado en distintos ámbitos, entre ellos el periodístico, sector que también nutre las fobias públicas del mandatario. Malo para quienes tienen cola que les pisen. Y peor para el futuro de quien pretende ocupar la silla presidencial.

Alguna vez escuché decir a un personaje del pueblo refiriéndose a sus deudas, que él tenía más picos que la chirimoya. Y a eso, a la anonácea, se parece este inicio del gobierno que ya tiene muchas aristas; por ejemplo: la de Aranda que representa a un importante sector del PAN; la de e-consulta que nos muestra cómo puede desvirtuarse y manipularse la verdad; la de las omisiones sobre el enriquecimiento inexplicable de varios personajes que ordeñaron a las vacas gordas del marinismo; la de los privilegios a dos que tres medios de comunicación masiva; la de los fuereños que, no obstante la argumentación tecnocrática manifestada por los corifeos o defensores de la cachetada burocrática, trastocó la promesa electoral de gobernar con poblanos…

Contra eso y algunos otros temas políticos se enfrenta el gobierno en funciones. Claro que también tiene los pluses que surgen de la necesidad de hacer de Puebla una entidad en pleno desarrollo económico y social. Su problema es que en la balanza de la sociedad pesa más la fobia que los ofrecimientos del gobierno. La razón: la mula no era arisca.

Y ya que refiero al híbrido permítame el lector concluir con una expresión que podría reflejar lo que parece una fobia contra la edad:

Cuando le pregunté  sobre la posibilidad de que Ana Teresa Aranda fuera uno de los aliados políticos del gobierno, Marcelo García Almaguer, el más cercano de los cinco mejores amigos del gobernador Rafael Moreno Valle (también lo dijo en la entrevista de marras), respondió orondo: la señora debe irse a cuidar a sus nietos.

@replicaalex
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