Quienes influenciados por la televisora de mayor poder en México, o sea Televisa, creían que el regreso del PRI a Los Pinos estaba asegurado en el 2012, debido a la extraordinaria ventaja sobre competidores y posicionamiento de Enrique Peña Nieto, sabrán ahora que su creencia se encuentra en grave riesgo.

En política, de un momento a otro, las cosas cambian. Y más aún cuando en fracción de días, las prácticas del priismo añejo han retornado al escenario político y auguran que en caso de que Peña Nieto cumpla su objetivo político, serán cuestión cotidiana y recurrente durante todo un sexenio.

El cambio en la convocatoria interna de parte de Humberto Moreira, la falta de cumplimiento a pactos y acuerdos que normarían el proceso interno, los dados cargados a favor de Peña Nieto, las alianzas con el PANAL y el PVEM, la exclusión de activos priistas de las candidaturas y la renuncia de Manlio Fabio Beltrones a su aspiración, colocan al PRI en una difícil situación.

En Puebla, priistas han manifestado su desacuerdo con la repartición de cuotas al PANAL y al Verde, en una reacción de reclamo al no ver concretadas sus aspiraciones en las cuotas de poder, o sea en las candidaturas.

La asonada puede debilitar al PRI. Aunque resulta evidente que esta tiene careta y disfraz de negociación y que puede resolverse o apagarse con una reasignación de las cuotas asignadas a los apéndices partidarios.

De cualquier forma, activos priistas en Puebla manifiestan su descontento y pueden convertir, junto con priistas de otros estados, al PRI en perdedor en el 2012.


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