Los travestis son verdaderos artistas de la transformación que suelen dar esos buenos espectáculos no sólo en los escenarios del maquillaje y reflector, sino también en la política.

En el escenario caótico y de orgías partidistas que hoy se registran en el plano electoral de Puebla, bien vale reflexionar la gravedad de lo que ocurre.

Conviene un análisis minucioso para no confundirnos a la hora de votar, pues ante estos actos de travestismo de última hora, no queda más que lamentar que quienes realmente paguemos los platos rotos, seamos los ciudadanos que emitiremos nuestros votos el próximo 7 de julio.

En una de esas tantas encerronas que el PRI apresuradamente tuvo con sus candidatos, no se pudo disimular el escenario de decadencia y desorganización que hoy enfrenta el Partido Revolucionario Institucional.

Al estilo del patético guasón, el delegado de los priístas Fernando Moreno sonríe a la mínima provocación como tratando de disimular todo el desorden que provocó en ese partido.

De los dirigentes mejor ni hablamos, pues en el PRI cada vez vemos más jinetes sin cabeza.


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Mientras los priístas intentan reponerse de tantas pifias como el uso del nombre “Mover a Puebla” para después tener que cambiarlo por “Coalición 5 de mayo” que más que frase de marketing parece día de asueto, el travestismo de algunos “militantes” está a la orden del día.

Justo aquí es donde aplica la máxima de preguntar por sus principios de militancia y arraigo en institutos políticos. Y la pregunta va para todos los partidos, una vez que  evidencian una real ambición de poder sin importar “olores, colores y sabores”.

Estamos viendo que en estas orgías, aquellos que no consiguieron candidaturas en tal o cual partido se van con la competencia. La promesa vana y gancho perfecto es hablarles al oído para decirles: “Tendrás todo el apoyo del Señor de los cerros”.

El caso de  Lara Grajales

Los travestis y “los gatos” tienen una gran capacidad de transformación, al menos así lo confirman en los terruños de Lara Grajales donde se presentó uno de tantos fenómenos de ese “cambio y brinco” de última hora, de quien no logró la candidatura a la presidencia municipal y como mago de hoz acompañado por la mujer de lata, contenderá pero ahora por esa “Puebla Unida”.

A Alejandro Vera Palacios le pasó lo que a David Copperfield, le dijeron que la candidatura aparecería y ya; lo que no le explicaron es que el ilusionismo sólo les funciona a los magos.

Colgado del membrete y filial de “Puebla nos une”, este personaje se confió de los padrinazgos y relaciones familiares.

Quedó claro que ni con ir a pedir la bendición en Paseo de la Reforma,  le alcanzó para llegar.

Aquí la suspicacia da para mucho, sobre todo habrá que preguntarle al actual candidato Víctor Gasca si sabe realmente quiénes son sus contrincantes, pues a primera vista, como ocurrirá en otros municipios, la contienda se medirá de priísta a priísta, y lo que es peor, Gasca se enfrentará a priístas disfrazados de panistas, cuyos padrinos siguen viviendo y cobrando en el PRI.

Y me sigo preguntando qué pensarán  aquellos que empujaron y operaron posiciones para sus “peones” y “soldaderas” cuando sus recomendados resultaron verdaderos travestis de clóset que a la mínima provocación se pusieron otra camiseta.

¡Cuidado candidato Agüera! Ya ve que luego le ofrecen estructuras completas pero con el estigma de ser perdedores por naturaleza.
@rubysoriano    [email protected]   http://mediatikos.worpress.com/