Actualmente existe una caída en picado de las cartas que los canadienses se envían en papel y un declive de los envíos postales en general; por lo que se ha decidido no utilizar más a los carteros.

La medida se llevará por delante hasta 8000 puestos de trabajo en un servicio cada vez más deficitario.

Jon Hamilton, portavoz del Servicio Postal de Canadá aseguró que sólo en el primer semestre las pérdidas se han acercado a los 200 millones de euros.

Ahora, el correo será repartido exclusivamente en buzones comunitarios, y con tarifas más caras, y aún no se ha especificado qué soluciones se ofrecerán a personas con movilidad reducida.