Mientras los diputados de la LIX Legislatura local reciben la iniciativa del gobierno estatal para abrogar la Ley para la Defensa de los Derechos Humanos y Regular el Legítimo Uso de la Fuerza, cuatro centenas de inconformes exigen la renuncia de Rafael Moreno Valle Rosas como gobernador del estado.

El antecedente de ambas situaciones es un hecho: la muerte de un niño de 13 años, como consecuencia de un enfrentamiento entre manifestantes y la policía estatal.

CRÓNICA

Gritos de “asesino”, un minuto de silencio, los puños arriba, un aplauso y el himno nacional frente al Congreso del Estado de Puebla son el punto culminante y despuésTodo simplemente, acaba.

Los protagonistas son alrededor de 400 almas que, poco a poco, se han sumado a la marcha donde se exige la renuncia de Rafael Moreno Valle Rosas como gobernador de la entidad, luego de la muerte de José Luis Alberto Tehuatlie Tamayo.

Dan las 10 de la mañana, hora que se ha pactado para la cita de los “indignados” por el deceso de “nuestro compañerito” (como insistirán en llamar a Alberto); pero, buenos mexicanos a fin de cuentas, la intención es empezar hasta que el reloj marque las 11.


publicidad puebla
 

Falta un rato. Apenas son 10:13 y la afluencia –con todo y la convocatoria hecha en redes sociales– aun no es nutrida… 20 o tal vez, 30 personas; mientras, el tiempo sirve para preparar las pancartas que acusarán, una y otra vez, al mandatario poblano.

El reloj ya marca las 10:50 de la mañana y la cantidad no pasa de los 60 manifestantes encabezados por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), el Consejo Ciudadano de Agua Santa y el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).

Los líderes piden que la gente se agrupe y los animan a mostrar que “los poblanos no somos agachones”, a exigir el juicio político contra el mandatario y a demandar que su promesa de campaña (renunciar si no lograba resultados a la mitad de su gestión) se haga efectiva.

Del otro lado, su incipiente audiencia escucha y obedece a la orden de tomar la mitad de la avenida Reforma; porque han sido advertidos de que el contingente del Movimiento de Alternativa Social y del Movimiento de Trabajadores Administrativos Sindicalistas, está por llegar.

Este grupo –que viene de la sede del Poder Legislativo– da el alcance a las 11:12 de la mañana y los apostados en el Reloj “del Gallito” arrancan la marcha.

Como dijera aquella famosa frase: “juntos pero no revueltos”, caminan sobre Avenida Reforma y en un momento que no es posible determinar, se agrega la representación de la Unión Popular de Vendedores Ambulantes 28 de Octubre.

Entre ellos, se ubica a mujeres con bebés en carreola y es imposible dejar de preguntarse ¿qué pasaría con los niños, si la violencia se desatara de nuevo?

La respuesta a la pregunta mental no llega. La atención se desvía a un trío de manifestantes que se separa del grupo principal  y pega, en segundos, una imagen que además de atizar contra Moreno Valle Rosas, exige que no se concrete un alza al transporte público.

En la CDH, justicia

Son 11 y media de la mañana. Los quejosos llegan a la Comisión estatal de los Derechos Humanos repitiendo consignas que alguien arma al vuelo y ahí, exigen justicia otra vez…

Para ese punto, militantes perredistas y el llamado “Movimiento Nacional por la Esperanza” han nutrido al grupo; pero no se advierte la presencia de alguien que se haya trasladado desde Chalchihuapan.

Entre las demandas, por primera vez, los protestantes intentan consignar la muerte de Alberto; pero, tal vez producto de la premura, ni siquiera logran decir correctamente los apellidos del niño que hoy es sepultado en su comunidad.

El tiempo avanza, ya son las 11:45 de la mañana y el grupo llega hasta las puertas del Congreso, donde una pequeña manifestación de artistas de circo prefiere retirarse.

Los gritos no cesan. ¡Asesino! ¡Asesino!, dicen una frente a un edificio cerrado para evitar cualquier interrupción a la sesión donde se discute la abrogación a la llamada Ley Bala.

El bunker

Desde adentro, el Congreso es un búnker.

De arriba a abajo, gente corre. En sala de prensa no se escucha nada; sin embargo, al salir al patio se oyen los gritos y consignas contra la Ley Bala.

Luego de turnar la iniciativa enviada por el gobernador Moreno Valle, los diputados tardan solo unos minutos en terminar los dos puntos restantes de la sesión del día.

No pasa ni media hora cuando los legisladores vacían el salón. Solo están Socorro Quezada, diputada del PRD y Geraldine González del PVEM; que responden preguntas acerca de las reformas a la Ley de Protección animal, pero nada acerca del caso Chalchihuapan.

Entre los pasillos del Congreso se puede escuchar: ¡se fueron antes de que esto arda!

Para ese entonces, los manifestantes han comenzado a golpear la puerta y gritan del otro lado.

Los policías se miran entre ellos. Algunos lucen desconcertados, nerviosos, otros parecen haberse acostumbrado a las manifestaciones que ya se han presentado.

El himno

Afuera, la fachada ha sido cubierta con más de una decena de imágenes de Moreno Valle Rosas con la leyenda de “Asesino” y se ha leído un desplegado que sí exige justicia por lo que se ha denominado como “Caso Chalchihuapan” y la eliminación de la Ley Bala.

Pero también aprovecha para asuntos como la llamada libertad de presos políticos y que vuelvan los registros civiles a las juntas auxiliares.

Ya es mediodía, el sol cae a plomo sobre Puebla y es hasta este momento que José Luis Alberto Tehuatlie toma un lugar realmente preponderante en la manifestación, que justo antes de disolverse, le rinde un minuto de silencio y un aplauso.

Al final, todo cierra con el himno nacional como muestra de que la lucha no termina, ni terminará; pero dentro del Congreso, las notas retumban y hacen eco en el silencio del inmuebleporque no hay nadie, nadie que atienda el grito de justicia.

FOTOS

VIDEO

Crónica: Guillermo Castillo y Lizeth Flores

Fotografía y Video: Juan Carlos Sánchez Díaz