El Partido Acción Nacional ha cumplido su aniversario número 75. Lo han festejado con bombo y platillo pero con austeridad.

Develación de la efigie de Manuel Gómez Morín, sesión solemne del Consejo Nacional, presentación de un video que exhibe logros y presencia desde su fundación y una conferencia dictada por Rocco Buttiglione, senador italiano.

No más.

No fue una celebración masiva. Pero asistieron los principales activos vigentes del PAN.

Gustavo Madero, Rafael Moreno Valle, Ricardo Anaya, Cecilia Romero, Luis H. Álvarez, Guillermo Padrés, Jorge Luis Preciado y José Isabel Trejo.

La decisión fue atomizar, realizar las celebraciones en cada uno de los estados de la República y cada comité estatal decidió formas, procedimientos y actos. Ninguno masivo, sólo de dirigentes.


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No cabe duda, el PAN se encuentra en un punto de quiebre y requiere una refundación; probablemente un digno retorno a sus principios originales.

Es posible que el anuncio de descartar la alianza electoral con el PRI, rechazarla y anularla por parte de Gustavo Madero, sea el inicio de los cambios que vienen. La ausencia de Felipe Calderón augura nuevos rumbos.

Después de los gobiernos fallidos de Vicente Fox y Felipe Calderón; y del reciente maridaje político con la Presidencia de la República por parte de Gustavo Madero, bien valdría la pena, no sólo para el PAN, los panistas y simpatizantes, sino para México y la democracia, que el partido recobrara su esencia y fuera una opción válida y creíble.

La descomposición interna ha permitido que grupos neo nazis, racistas, retrasados mentales y oportunistas conviertan a Acción Nacional en asiento y cueva de sus desviaciones.

Valdría la pena una limpia.

Insisto: México la merece.

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