El espíritu del General Emiliano Zapata en un día muy revolucionario como el 20 de noviembre en México, se hizo presente, se apoderó de miles de gargantas que gritaron consignas en un país, sediento de justicia, paz, estabilidad y la renuncia de un Presidente cuya popularidad vive sus peores momentos.

Ayotzinapa se convirtió para México en el parteaguas que emula el inicio de las grandes revoluciones en países donde el fondo se ha tocado y la siguiente opción es una transformación liderada por la sociedad civil.

Confrontada con las instituciones, la sociedad mexicana vive tiempos de mucha movilidad, activismo, inquietudes y opiniones críticas que han detonado un movimiento social, donde no hay mesías, logotipos, colores o siglas.

El país optó por la desinformación, así como se lee. Hoy México dejó de informarse con los grandes monopolios televisivos y radiofónicos que aún pretenden hacer opinión con imágenes editadas, guiones pre dictados, comunicados oficiales y montajes informativos.

La alternancia en todos los sentidos es la elección de este país lastimado en su credibilidad.

Las redes sociales son la herramienta fundamental que hoy usa el pueblo mexicano, para comunicarse, difundir y denunciar. La #AcciónGlobalAyotzinapa inundó hasta el último rincón del social media, y cumplió con su cometido, permear no sólo en México, sino en varios países, que se sumaron su apoyo a la voz de justicia por la desaparición de los 43 normalistas.


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A unos días de cumplirse dos meses de los lamentables acontecimientos en Iguala, Guerrero, la sociedad mexicana sigue altamente sensibilizada e indignada luego de los escándalos que han precedido a la desaparición de los estudiantes.

La dictadura perfecta

Como si se tratase de un vistazo al pasado reciente y futuro inmediato, el film La Dictadura Perfecta del cineasta mexicano Luis Estrada resulta un reflejo casi perfecto de lo que hoy vive México.

Corrupción, alianzas entre narcotráfico e instituciones gubernamentales, un Presidente prefabricado por un monopolio televisivo y los excesos del poder cometidos por los hombres y mujeres que mueven los hilos de un país, inmerso en una crisis de confiabilidad.

La dictadura perfecta para mala suerte de los mexicanos dejó la ficción y se convirtió en una terrible realidad, cuando se evidenció la existencia de una propiedad como la llamada Casa Blanca propiedad de la familia presidencial.

La defensa hecha por Angélica Rivera, esposa de Enrique Peña, resultó ser una exhibición caricaturesca de un guión televisivo que propició la pronta reacción de los ciudadanos, quienes arremetieron contra la ex actriz, quien de manera prepotente intentó convencer a todo un país, que la adquisición de esa propiedad se hizo de manera legal.

La estrategia de Los Pinos fracasó, debido a la falta de argumentos para solventar un patrimonio de tales magnitudes, lo que levantó con más fuerza, las sospechas de corruptelas entre el primer círculo presidencial y el Grupo Higa, empresarios constructores consentidos del mandatario presidencial.

La pacífica turbulencia

Las protestas en México no tienen fecha de caducidad, las convocatorias siguen surgiendo de manera espontánea, sobre todo después de la Acción Global por Ayotzinapa que logró el cometido: mostrar el hartazgo de un país que pide a gritos justicia y la renuncia de un Presidente que insiste en evadir la realidad.

Los brotes de violencia exhibidos como acciones fraguadas por anarquistas y desestabilizadores sociales, son una versión que rápidamente fue equilibrada por la voz de esa sociedad, que gracias a la tecnología, graba y fotografía todo lo que puede registrar a su alcance.

Infiltrados, rebeldes y excesos policiacos son una realidad difícil de soslayar en el momento de apreciar todas las aristas de una protesta social, que no se rinde.

El Presidente Enrique Peña eligió nuevamente las frases equivocadas para lanzar un mensaje que no cumplió su cometido.

Atribuir un riesgo de desestabilización nacional a las protestas y actos violentos, queda sólo como una consigna presidencial que poco suma a lo que se quisiera escuchar en este país.

Hasta ahora, el Presidente Enrique Peña y su esposa Angélica Rivera optaron por la comunicación unilateral. Es decir, los comunicados, los videos, los discursos…..en ningún momento, ninguno de los dos, decidió encarar a la opinión ciudadana para mostrar apertura, responder y aclarar las acusaciones de presunta corrupción en su contra.

Sofía y sus miles de firmas

De los fenómenos más virales surgidos a raíz de toda la inconformidad social que vive México, resalta el llamado Proyecto Sofía, impulsado por una niña mexicana de 11 años de edad, quien empezó recolectando firmas de adultos en su vecindario para pedir la renuncia del Presidente Enrique Peña Nieto.

Sofía ha mirado y leído lo que ocurre en este país; su madre la secunda en una acción que Sofía inició entre conocidos y que hoy  suma las 50 mil firmas a través del espacio change.org.

La menor argumenta su petición al decir que el Presidente no le ha cumplido al país, por lo tanto, se debe ir.

Diariamente el sitio registra el ingreso de cientos de personas que se suman a la voz de Sofía, que como la de muchos mexicanos piden la renuncia de Enrique Peña Nieto.

#20NovMx y el escarmiento

A la usanza de los años 70, el Gobierno de la República consignó por cargos de tentativa de homicidio, asociación delictuosa y motín a 11 personas que participaron en la movilización del pasado 20 de noviembre en el Distrito Federal.

Los detenidos entre los que figura un catedrático chileno, fueron  trasladados a penales federales en Veracruz y Nayarit, lo que sin duda, se interpreta como un escarmiento para amedrentar y diluir más protestas.

El enojo social se mantiene latente y alerta, una vez que México sigue en la mirada internacional, pues se cuestiona el encarcelamiento de “presuntos desestabilizadores” antes que resolver y aplicar la justicia para el caso de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa.

@rubysoriano   [email protected]     http://mediatikos.wordpress.com/

 

POB/GACC