“Que la muerte no te sorprenda vacío, porque tu existencia habrá sido desperdiciada”.

Abel Pérez Rojas.

Cuando nos encontramos extraviados en nuestra vida diaria, no hallamos la salida de los laberintos que las preocupaciones y la ignorancia colocan a nuestro alrededor; por ello caminamos lastimosamente por varios años en círculos repetitivos que terminan convirtiéndose en ciclos viciosos de agonía.

A veces sólo la perspectiva de la muerte puede terminar con ese derroche irresponsable de nuestra “inexistencia”, y hacernos reflexionar cómo es que pasan los días, y luego los años, sin que demos inicio a lo que  será nuestra contribución a la civilización.

Todas estas cavilaciones me surgen en torno a la presentación de la tercera edición de “Piénsalo bien antes de morir (Editorial Cajica. 2015), una novela que fue un excelente pretexto para dialogar con la autora, la escritora española Antonia Estarlich, sobre diversos temas.

Me queda claro que la novela de Estarlich sigue vigente, no obstante que está a punto de cumplir veinticinco años de su primera edición. ¿Será porque la muerte es el tópico central de la obra?


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Mientras la conversación con Antonia o Toña -como cariñosamente le decimos sus amigos-, sigue por varios minutos, reflexiono sobre el valor que tiene la muerte en nosotros para aquilatar con mayor seriedad la vida.

Reafirmo que Antonia es una mujer que teje hilos finos entre sus amistades, con el fin de que, a partir de lo que hacen y de compartir sus talentos, puedan realizar acciones para beneficio de la humanidad, así allana la futilidad de la vida. Esa  vocación a flor de piel es lo que le ha valido el cariño y reconocimiento de quienes le rodean.

Dice Estarlich que haber escrito Piénsalo bien antes de morir significó una reflexión sobre la vida y el ser humano, fue un encuentro con el saber del pueblo indígena mexicano que, en buena medida la cambió, y le hizo amar a México como su segunda patria.

A través de este hallazgo se percató de los errores que le fueron transmitidos en sus estudios formales básicos allá en España, porque le enseñaron que en tierras americanas los colonizadores encontraron salvajes, que fueron mejorando con la presencia de los españoles.

No es el corazón lo que le gana a Antonia Estarlich para afirmar que aquí había una gran civilización a la llegada española y que en realidad lo que llegó de aquél país no fue lo mejor de su cultura.

Toña recorrió las calles, los mercados, los museos y sobre todo convivió con las personas para revertir la postura errónea que asumen algunos europeos, y particularmente algunos españoles.

Estarlich dice que cuando escribió Piénsalo bien antes de morir, se enfrentó al cambio de paradigma sobre la muerte: allá en Europa es algo que se asume como algo ajeno a uno mismo, que debe mantenerse alejado; pero aquí le asombró que los mexicanos conviven y bailan con la muerte, la convierten en su amiga y con ella pueden dialogar en una conversación eterna, más allá de la existencia.

Interesante el cambio de paradigma ¿o no?

 

Abel Pérez Rojas (@abelpr5) es doctor en Educación Permanente. Dirige: Sabersinfin.com

 

POB/BDH