Señor Procurador:
Con todo respeto, la detención de siete estudiantes de la BUAP el viernes pasado pone de relieve que los servicios de inteligencia del gobierno de Puebla no se distinguen precisamente –valga la redundancia– por su inteligencia sino por su falta de ésta. ¿Cómo es posible de que se haya aprehendido a los muchachos basándose (como único elemento acusatorio) en una supuesta “carta anónima”? Y digo “supuesta” porque no descarto la posibilidad de que haya sido prefabricada por alguno de los más “inteligentes” miembros de los mencionados servicios de “inteligencia” (o, mejor dicho, servicios de anti-inteligencia).
Dígame usted, señor Procurador, ¿en qué país del orbe se puede tomar como “elemento acusatorio” una carta anónima? Creo que en ninguno. Perdón, creo que sí: solamente en una dictadura militar. ¿Sabe usted, señor procurador, que si algo distinguió a las dictaduras que se impusieron en Argentina, Chile y Uruguay en los años setenta y ochenta del siglo pasado, fue precisamente el justificar sus atropellos basándose en supuestas “cartas” y “llamadas anónimas?”. Esto es lo que argüía el inefable López Rega, el asesor de Isabel Perón, quien creó el comando que se dio a la tarea de asesinar a cientos de opositores al gobierno. Esa práctica fue retomada después por los regímenes militares que desplazaron a la segunda mujer del general Domingo Perón.
No descarto la posibilidad, señor Procurador, de que el “inteligentísimo” asesor de seguridad que sugirió detener a los muchachos fue por haber advertido que uno de estos se apellida Arafat (su nombre completo es Carlos Arafat Rosas Burguess, o sea, ¡Eureka! El mismo apellido del “terrible” Yaser Arafat. Tampoco descarto la posibilidad de que se haya detenido a Ana Rosa Zilli Colorado también por el hecho de llevar un apellido que suena a “rojo”, o sea, a comunista (¡ quelle horrour!). ¿Sabía usted, señor Procurador, que durante muchos años la policía francesa confiscó la novela de Stendhal intitulada Rojo y Negro, por estar convencida de que era un ¡libro subversivo!?
Sea lo que sea (o como dijo el ex Presidente Calderón, “haiga sido lo que haiga sido”), la detención de los muchachos fue una acción –disculpe los vocablos– estúpida, absurda, burda. De no ser por la violencia con que fueron aprehendidos, tal acción hubiera parecido más una comedia que una tragedia.
¿Es que acaso, señor Procurador, el gobierno que encabeza Rafael Moreno Valle se ha propuesto generar de nuevo una crisis que lleve a un enfrentamiento entre la BUAP y el gobierno del Estado, tal como sucedió en la etapa negra de los años sesenta, setenta u ochenta del siglo pasado?
Tal vez por el hecho de provenir de una entidad diferente no conoce usted la historia moderna de Puebla, pero si algo pone ésta de relieve es que siempre el Estado sale perdiendo cuando se propone amedrentar a los universitarios. El hecho de que éstos, en las últimas décadas, se muestren muy tranquilos, ello no significa que en determinado momento no puedan de nuevo irrumpir a las calles para responder a las agresiones del gobierno, y una forma de agredirlos en violando los derechos humanos de algunos de sus compañeros, tal como sucedió el viernes pasado.
Felicito, por cierto, al rector de la BUAP, Alfonso Esparza Ortiz, por la enérgica declaración que formuló, condenando la detención de los siete universitarios, y lamentando que hayan sido blanco de investigaciones sin sustento, lo cual violó sus derechos humanos.
De consumo con la mayoría de los consejeros universitarios y directores de unidades académicas, exigió que “se frenen las acciones injustificadas en contra de universitarios”, y reclamó a las autoridades judiciales se informe de otros hechos cometidos en contra de su comunidad, como el asesinato del ex rector Samuel Malpica Uribe, del cual no se conocen los avances (Vid. E- Consulta, 8 de junio de 2015).
Esas palabras echan por tierra las versiones que sostenía que el rector de la BUAP no mostraba energía suficiente frente a las agresiones de que han sido objeto diversos universitarios durante el gobierno de Rafael Moreno Valle.
Para finalizar: no le pido, señor Procurador, que siga el ejemplo de nuestros próceres o héroes más ilustres en lo que se refiere al ejercicio de la justicia.
Sólo le pido que siga el ejemplo de su padre, el eximio constitucionalista Raúl Carrancá y Rivas, a quien si algo caracterizó fue su amplio dominio del Derecho Constitucional. Fue Premio Universidad Nacional 2005 en el área de docencia en ciencias sociales. Tuvo 54 años de labor docente en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Se recibió de abogado con la tesis “La participación delictuosa: doctrina y ley penal”. Luego fue catedrático de Derecho Penal en la Facultad de Derecho de la UNAM. En la Facultad de Derecho, el doctor Carrancá y Rivas está considerado como una de las voces más autorizadas en materia de Derecho Penal. Por más de siete años, dirigió el Seminario de Derecho Penal (Vid. Raúl Torres Salmerón, E- consulta, Septiembre 15, 2014).
POB/IIAL