En el momento: traumatizado, shockeado y abatido. Ojos vidriosos y la sensación de un hoyo en el estómago, sabía que estábamos desahuciados. Las plegarias pidiendo un milagro “a la mexicana”, inservibles luego del gol de Huntelaar. Cuatro horas más tarde pensando ya con el cerebro y no con los impulsos la conclusión era irrevocable: no era penal sobre Robben pero México quedaba fuera del mundial por errores propios, con justicia.

365 días después del tragicómico “no era penal” el futbol mexicano, fiel a su estilo, se estanca en sus fantasmas y gasta su energía más en lo que pudo ser y no fue, que en lo que podría ser.

Un año ha transcurrido desde aquella, fatídica y no tanto, tarde en Fortaleza, Brasil. La magnitud de la derrota se mide en la forma y tiempo: empate de Holanda faltando 10 minutos y penal en contra al minuto 91. De vuelta a casa como en los últimos seis mundiales, en octavos de final.

Luego de la tragedia mundialista la selección nacional: A, B, C o la que usted me diga, ha disputado 13 partidos amistosos de los cuales solo 4 fueron interesantes por el rival y las condiciones (Chile, Holanda, Bielorrusia y Ecuador), los otros 9 producto del mal endémico llamado: “Mole Tour”, nada de fogueo, nada de aprendizaje, abaratamiento de la playera tricolor pero eso sí, muchos, pero muchos dólares a las arcas de la FEMEXFUT. Queremos resultados diferentes pero seguimos haciendo las mismas cosas.

Seguimos creyendo que existen 46 futbolistas de nivel para la selección, fracaso rotundo en Copa América con los 23 “B”. Costó tanto ganarse el respeto de Sudamérica para que en las últimas dos ediciones se tirara todo por la borda con tamaños ridículos.

Seguimos creyendo que llevando a los 23 “A” a la Copa Oro basta y sobra para ganarla cuando Estados Unidos ya nos rebasó en todos los aspectos, Costa Rica avanza a pasos agigantados y para muestra el baile al “TRI” el primer tiempo el sábado en Orlando, jugar sin contención fijo, balazo en el pie.


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Ante la derrota, nos seguimos refugiando más en atracos arbitrales y ataques “despiadados” de la prensa que en una necesaria autocrítica y búsqueda de respuestas y soluciones ante los malos resultados.

Como toda la vida, nos seguimos pasando el reglamento por el arco del triunfo y hoy debido al “FIFA gate”, investigados por el dopaje de Carmona y Galindo hace 10 años y la posibilidad del amaño en el Trinidad y Tobago vs México para no ser castigados por la FIFA, a muchos ya se les subieron los… “miedos” a la garganta.

Seguimos quemando cartuchos en la dirección técnica como si se tratase de cerillos. Hace un “no era penal”, Miguel Herrera era el nuevo padre de la patria. Tal vez no era el indicado para un proceso, pero sí para el momento…como con Aguirre, Vucetich, Tena, Hugo Sánchez, etc.

Hoy visto como verdugo para muchos, presenta síntomas crónicos similares a los de sus colegas del pasado: tenso, enojado, terco y sentado sobre un polvorín. El banquillo tricolor suele transformar hasta al más auténtico e ilustre personaje.

365 días después de la imborrable caída o clavado de Robben, las cosas no han cambiado en lo absoluto. Seguimos prefiriendo los dólares en el “Mole Tour” por encima del fogueo en Europa o Sudamérica, seguimos creyendo que podemos competir de igual a igual en dos confederaciones (CONCACAF y CONMEBOL), seguimos vistiendo de verde a los consentidos en lugar de los que lo tienen merecido, seguimos metidos en escándalos extra cancha, seguimos culpando a la prensa por el fracaso.

A doce meses de distancia, sí, seguimos creyendo…que no era penal.

@TonySanchezCam

POB/LFJ