Solo quiénes vivimos en Puebla, podemos entender la magnitud de lo que hoy se vive en Volkswagen, en lo que a México corresponde. ¿Qué más decir de todo lo que ya hemos leído? Engaño, suplantación, corrupción, contubernio, mucho de lo que tal vez, era una simulación, pero hoy ha quedado al descubierto.

Los daños para una marca cuyo sinónimo de fortaleza iba de manera paralela a sus montos de inversión y también a las “negociaciones y cabildeos” establecidos con los gobiernos en todos sus niveles, quienes por lo regular doblaban sus manos para congraciarse con los ejecutivos de esta armadora, tienen altos costos.

Hoy me pregunto por los miles de trabajadores que seguramente saldrán afectados con el “Volkswagen Gate” y que sin ser los directamente responsables, se quedarán sin empleo.

Como si todo se conjuntara de una manera dramática, se avecinan los tiempos de elección interna en el sindicato de Volkswagen de México. No es difícil vaticinar lo que veremos ya en unos días.

Me remonto a la década de los 90, eran los años de la época de hierro en todo el consorcio, donde la apertura para los medios de comunicación era mínima.

El caso de México no era diferente al de las otras filiales. Éramos contados los periodistas que empezamos a ser invitados por el Corporativo para cubrir algunos actos donde la firma mostraba lo que quería que viéramos….


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Fueron años de mucha insistencia para pedir información, que finalmente empezó a fluir con el arribo de Thomas Karig, hombre de hielo, con un cálculo estratégico para liberar información, pero que entendió que la firma empezaba a moverse en la apertura que ya era impulsada por la globalización.

En el ambiente obrero corrían los tiempos del sindicalismo corporativo, de corrupción. Y si no hay que recordar las terribles épocas de Gaspar Bueno Aguirre y la nula representatividad con Luis Fonte Centeno. Eran los tiempos de la automatización; obreros trabajando como robots sin mucho margen de maniobra.

Al igual que sucedió en el corporativo, en el gremio sindical vinieron los nuevos tiempos, el cambio de contrato colectivo en 1992 y con ello, la agudeza, las protestas, las multitudinarias marchas, las noches de vigilia en las revisiones contractuales, la independencia sindical, la crítica con la adhesión a la Unión Nacional de Trabajadores y las dolientes huelgas.

En México Volkswagen ancló sus inversiones teniendo la matriz en Puebla, fortaleciendo una vocación automotriz que con el paso del tiempo, se ha convertido en un grillete para la economía local, pues si bien, se generaron miles de empleos no sólo en la armadora alemana, sino también a través de la red de proveeduría surgida para abastecer las necesidades de la firma, la entidad fue perdiendo la urgente necesidad de diversificar su economía para no ser lo que somos hoy, altamente dependientes de Volkswagen.

Acostumbrados a prodigar códigos de ética, premios ambientales y sí, ser selectivos con su fuente de cobertura en medios de comunicación, los alemanes establecieron esos códigos de sobre entendimiento con los interlocutores claves que durante décadas les han garantizado gozar de una situación privilegiada no sólo en el entorno local sino también nacional.

La época de bonanza de la firma alemana reflejó lo selectiva para dejar caer información y para mostrar a su conveniencia lo que le interesaba.

Cómo olvidar esos viajes anuales a las plantas de Alemania o a las de Estados Unidos, donde organizaban el chárter con directores de medios que actuaban como empleados del entonces vicepresidente Francisco Bada, y si no hay que refrescarles la memoria a Enrique Montero Ponce, Fernando Alberto Crisanto, Javier López Díaz, Juan Carlos Valerio y Carlos Martín Huerta.

Era la fuerza, la pujanza y el control de una firma que lideró revisiones, esquemas de producción, innovó pero también engañó.

La nueva historia de Volkswagen se escribe a partir del último trimestre de este 2015, donde Volkswagen Alemania en cadena con todas la filiales están reflejando tardía reacción para sopesar una crisis que se salió de las manos, aun cuando tenían varios meses ocultando la gran mentira.

El efecto en cadena se espera francamente agresivo para el empleo en el sector automotriz nacional.

En la plantilla trabajadora se prevén tiempos de reacomodos, donde habrá que ver qué pesa más; evitar que con esta crisis se vulneren derechos y logros de los trabajadores o mantener el empleo en la firma germana.

POB/JCSD