“Despertar es no creer en el embaucamiento”.
Abel Pérez Rojas

En México la frase “atole con el dedo” se usa para referirse a una situación en la cual algo se presenta como un paliativo para no realizar cambios de fondo, también se usa para  etiquetar una serie de circunstancias que tienen por sustento el embaucamiento, el engaño.

En otras palabras “darle atole con el dedo” a alguien es verle la cara de tonto y abusar de su ignorancia o de su buena fe, apaciguar en su enojo con una solución que deja todo tal como está.

“Atole con el dedo” es lo que nos acaban de dar a los mexicanos con la “renuncia” de Luis Videgaray a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), porque tal separación del gabinete de la administración pública en realidad no cambia en lo más mínimo la política económica y hacendaria del gobierno federal ni la situación económica del país, pero sí busca incidir en la percepción informada de algunos indignados  por la participación de dicho exfuncionario en la reciente visita de Donald Trump a nuestro país.

Y es que en múltiples columnas y reportajes se dio cuenta de la intervención e influencia decisiva de Videgaray, sobre el ánimo presidencial, para que el candidato republicano visitara nuestro país.

De acuerdo con quienes están mejor informados, Enrique Peña Nieto desoyó la postura en contra de la cancillería, y optó por acceder a la asesoría de su ex secretario de Hacienda.

Ya conocemos el desastroso resultado.


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Trump salió triunfante de la visita porque no se desdijo de todos sus disparates y además ganó un par de puntos porcentuales que le acerca en lo que algunos califican de empate técnico con su contrincante Hillary Clinton.

Enrique Peña Nieto quedó como traidor. Su renuncia es cada vez más un clamor popular.

Los mexicanos quedamos agraviados.

Luis Videgaray se va tranquilo, aparentemente a su casa y judicialmente limpio.

La renuncia de Videgay fue unos días antes de la entrega del paquete hacendario 2017, él y su equipo fueron los artífices de los recortes y ajustes presupuestales que regirán a los mexicanos en un entorno desfavorable, que a decir de los expertos en la materia, dejará en la lona las proyecciones del producto interno bruto realizadas al inicio de la actual administración.

En otras palabras: Videgaray ya no está, pero sí estará a través del diseño económico que viviremos en 2017, y todo parece indicar que no habrá cambio contundente para el 2018, el último de la actual administración federal.

La salida de Luis Videgaray en realidad se suma a la serie de espejismos, enroques y engaños para que todo siga igual.

Tal vez en unos años veremos a Luis Videgaray como parte del consejo de asesores de alguno de los emporios Trump y entonces entenderemos un poco más de la dimensión de este pasaje triste en la historia reciente de nuestro país.

Bien haríamos los mexicanos en no caer en el juego de los engaños y la perversidad, bien haríamos si nos documentamos, si pensamos en vías de desarrollo alternativo y solidario, en ocupar parte de nuestro tiempo en restablecer nuestras relaciones con nosotros mismos y con los demás y por supuesto en tener bien claro que la política mexicana es la madre de todas las perversidades.

¿Qué le parece?

Abel Pérez Rojas (@abelpr5) es doctor en Educación Permanente. Dirige: Sabersinfin.com.

POB/IIAL