A los 29 años de edad, Israel Rosas comenzó a presentar visión borrosa y adormecimiento en uno de sus brazos, síntomas a los que no dio importancia. Con el paso de los días, al ver que los malestares persistían decidió ir al médico. Tras varios eventos neurológicos, exámenes médicos y una resonancia magnética que corroborara las sospechas de los doctores, el diagnóstico era irreversible: esclerosis múltiple.

Israel es uno de los más de dos millones de personas que viven con esclerosis múltiple en todo el mundo. En México, este padecimiento neurológico de lenta progresión afecta entre 15 y 20 personas por cada 100 mil habitantes.

La enfermedad crónica, degenerativa autoinmune y desmielinizante del sistema nervioso central, considerada la principal causa de discapacidad neurológica no traumática entre jóvenes económicamente activos. Se desarrolla entre los 20 y 40 años de edad y aflige a dos mujeres por cada varón, indicó Miguel Osorno Guerra, médico neurólogo y presidente de la Academia Mexicana de Neurología.

Este padecimiento se caracteriza por episodios de disfunción neurológica que originan una gran variedad de síntomas que se repiten cada cierto tiempo y a medida que esto sucede, van dejando secuelas funcionales neurológicas.

Signos de alerta

Los síntomas que presentó Israel: visión borrosa y sensación de adormecimiento son los signos de alerta más frecuentes, pero no los únicos. La fatiga es uno de los síntomas más tempranos de la enfermedad y se presenta hasta en 70 a 90% de los pacientes, aunque su diagnóstico puede ser subjetivo.

Cuesta mucho trabajo que el paciente lo verbalice, puede sentir un cansancio extremo y se puede atribuir a muchas cosas. De los síntomas objetivos más importantes son los sensitivos, el paciente tiene alguna sensación de adormecimiento, que típicamente debe durar más de 24 horas para considerarlo o debilidad en una o dos extremidades”, explicó.

Entre otros signos de alerta, se encuentran la neuritis óptica, trastornos de la vejiga, disartria, nistagmo, vértigo, alteraciones intestinales, disfunción sexual, alteraciones cognitivas y psiquiátricas, dolor muscular y articular; así como trastornos del sueño.


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POB/FOL