En el barrio de Xanenetla, uno de los más antiguos de la ciudad de Puebla, a unos metros del Estadio Ignacio Zaragoza, sobre la 6 Norte y la 30 Oriente se encuentra un taller de alfarería que ha albergado a cuatro generaciones de la familia Lozano, quienes desde hace más de 100 años, se dedican a la elaboración artesanal de macetas y jarrones.

Ángel Lozano Flores, de 72 años de edad, de oficio alfarero, se dedica a la elaboración de maceteros de barro cocido. Sus abuelos, padres se dedicaron a eso y ahora sus hijos y nietos hacen lo mismo que él, trabajan día y noche en la elaboración de macetas que además venden de casa en casa.

El barrio debe su nombre a un tipo de piedra presente en las faldas del cerro, conocido como Xalnene, una piedra arenisca que era utilizada para la construcción, lo que parece un terreno baldío, es un taller.

En ese lugar, se encuentran cuatro hornos artesanales que con madera y aserrín se cosen las piezas que adornan los jardines, las entradas de casas y comercios con todo tipo de plantas.

alfareroÁngel Lozano Flores, muestra a Poblanerías en línea, el oficio que todos los días realiza en el taller que heredó de sus ancestros y que mantiene –hasta la fecha– con la ayuda de sus hijos y nietos.

En la actualidad, elaboran macetas de todas las formas, tamaños y colores, que sirven como elementos decorativos o arquitectonicos muy funcionales, y que son embellecen los patios, jardines y parques, instituciones y hogares, platica.


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Don Ángel se levanta a las 5 de la mañana para trabajar el barro que compra en Chachapa y que lleva un tratamiento especial, debido a que se tiene que hacer manejable con los pies.

Con este proceso, el barro queda como una especie de masa que después es cubierta con plástico y cobijas para que tenga un proceso de humedad, pueda ser depositada en los moldes, se le de forma y después se seque al sol.

Una vez que elaboran las piezas, que van desde macetas, jarrones, se colocan en un horno de piedra, de gran tamaño a altas temperaturas para que adquiera mayor firmeza.

El taller Alfarería de Puebla es el único sobreviviente del barrio de Xanenetla, porque los demás, sus propietarios han fallecido y sus descendientes ya no siguieron con el oficio tradicional de este lugar.

Han pasado años que a la familia Lozano le prometen ayuda para impulsar el oficio, que se ha visto rezagado por materiales chinos.

Gran parte de su vida, don Ángel ha dedicado su trabajo para crear piezas en su taller, del que espera heredar a sus hijos y nietos.

alfarero2En el negocio artesanal, también participa Salvador Lozano, sobrino de Don Ángel, quien se encarga de pisar el barro por más de una hora para que se ablande, y pueda ser manejable para colocarlo en los moldes.

Otro trabajador es Benjamín Luna Nava, de 70 años, quien ayuda a la familia Lozano Flores a elaborar piezas más pequeñas; él se sumergió en el oficio cuando se casó con la hermana de Don Ángel, porque anteriormente se dedicaba a elaborar braceros.

El artesano Benjamín Luna recuerda cómo sus padres le enseñaron a elaborar esta artesanía de barro que moldean con diseños diferentes de animales, plantas y otras figuras que han quedado ya como una tradición para poderlas comercializa.

Los colores vivos, sin duda, son los más solicitados por los clientes, quienes en ocasiones llegan a pagar una pieza hasta en 200 pesos las más grandes, mientras la piezas pequeñas, tienen un costo de 30, 50 y hasta 75 pesos.

POB/LFJ