¡Jolínes y rejolínes! Que la manada anda alborotada porque presume y asegura que la partida del Lobo Mayor es inminente, aun cuando éste ha señalado y dicho a los cuatro vientos que partirá hasta que termine su segunda gestión en octubre del año del Señor de 2013.
No saben, no se acuerdan, no quieren darse cuenta, que el activismo y movilidad política del Lobo Mayor, es parte de sus peculiares y particulares estilos, que poco o nada tienen que ver con una partida hacia nuevos proyectos políticos.
Os informo, os aseguro, que he colocado a informantes y orejas en los equipos de los diez principales suspirantes a sucederlo y que pronto daré cuenta de sus andanzas y vericuetos. A los anteriores informantes ya los tenían corrompidos, por lo que la Tía Justa del Prieto se ha dado a la tarea de enriquecer su equipo.
Pilar Godoy, Alma Madero Bastú, el gringo E. Charles White, Tomás Madero Grande, Rosa Meza Cabrera, son los nuevos elementos que a partir de ahora se incorporan al equipo.
Ahora, y os lo juro que a petición de la manada, les doy los nombres de quienes en algún momento de su trayectoria universitaria, han manifestado su gusto, pasión y vocación por llenar los zapatos del Lobo Mayor y abro una consulta, a partir de este momento, para conocer las opiniones de todos los lobeznos.
Os suplico que no liberen risas socarronas o burlescas si es que leen algún nombre con escasas posibilidades, os lo juro que a quienes apunto, algunos con mayor presencia que otros, son quienes han mencionado, en pleno uso de sus facultades o alterados por etílica influencia, vuestra querencia.
En estricto orden alfabético de apelativo ahí les van:
Jorge David Cortés Moreno
José Ramón Eguíbar Cuenca
Alfonso Esparza Ortíz
Damián Hernández Méndez
Pedro Hugo Hernández Tejeda
Guillermo Nares Rodríguez
Guillermina Pérez López
Manuel Sandoval Delgado
Fernando Santiesteban Llaguno
Jaime Vázquez López
Rafael Torres Rocha
Por ahora los pongo a vuestra consideración, recibo correos electrónicos, mensajes vía twitter, Facebook, cartas, señales de humos y llamadas telefónicas para elaborar, a partir de mi próxima entrega, el ranking del rectonómetro.
¡Abúr!