Hasta hace unos meses parecía que la fuerza de la izquierda, abanderada por Andrés Manuel López Obrador o por Marcelo Ebrard, lograría por la presencia y posicionamiento de ambos aspirantes colocarla en franca competencia con el Partido Revolucionario Institucional, partido que hasta ahora va a la delantera hacia el 2012.
Sin embargo, el nulo crecimiento de quien aún se postula como el candidato oficial de Felipe Calderón, Ernesto Cordero, a la par del crecimiento de Josefina Vázquez Mota por sobre éste y del ahora “nuevo hijo desobediente”, Santiago Creel, así como la división de la izquierda hacen que, pese a todos los pronósticos anteriores, sea el PAN quien se convierta en el rival más fuerte del Revolucionario Institucional.
Si partimos de este análisis entonces la izquierda, dependiendo del candidato que le abandere, serviría a los intereses del PAN o del PRI y me explico:
* Si el candidato fuera Andrés Manuel López Obrador le restaría votos al PRI, pues su electorado está más cerca de ese partido;
* Ahora bien, si en cambio fuese postulado Marcelo Ebrard, éste le restaría mayor número de votos al PAN, dado que el voto indeciso se repartiría mayoritariamente entre ambos.
* Claro que el escenario más favorable para el PRI sería que se postularan ambos: AMLO bajo las siglas del PT y Convergencia, y Ebrard con el PRD. De este modo quedaría una elección de cuatro en donde el voto se dividiría de mayor forma dejando a ese partido mucho más fortalecido.
Si consideramos que así se están acomodando las fichas hacia el 2012, seguramente el Revolucionario Institucional se la jugará, sin lugar a dudas, con Enrique Peña Nieto dado que, en primer lugar, éste aspirante es el que más ventaja porcentual tiene sobre sus principales competidores y, en segundo, porque, además, en cierta forma ha sido vacunado contra ataques considerables desde que inició la guerra sucia en su contra.
También cobra fuerza la estrategia de Elba Esther Gordillo, quién se ha dejado seducir por todos los aspirantes pero no ha dado su voto y apoyo incondicional a nadie. De ser tan claro que Peña es el casi Presidente de México, ella ya estaría más que alineada en ese proyecto. Pero como hemos visto anteriormente, la silla presidencial aún no tiene un nombre completamente definido, aunque las tendencias marcan el camino.
La última encuesta de GEA-ISA de agosto dice que Peña ganaría con 43%, Vázquez Mota con 16% y Ebrard con 15%; la de Mitofsky de julio señala que Peña ganaría con 63.7%, seguido por Ebrard con 32.1%, Santiago Creel con 19.1% y Josefina Vázquez Mota con 18.7%; mientras que para Parametría, si las elecciones fueran en julio, ganaría el PRI con Enrique Peña Nieto por una diferencia de 32 puntos sobre su más cercano competidor, Santiago Creel.
Habría que mencionar un punto crucial en esta elección y es que todos marcan un alto porcentaje de indecisos. De hecho, según GAUSSC y su encuesta de agosto, el voto indeciso creció 10 puntos con respecto al año pasado, quedando en 37% de los encuestados.
Además del punto anterior, lo más interesante en estos momentos, será ver si Calderón impone a su candidato por encima de lo que la lógica común diría o si coloca, pese a sus fobias, a quién se encuentre mejor posicionado y con capacidad de competir contra el principal y muy lejano puntero.