Los meses que han pasado en el ambiente político poblano y nacional, dejan hasta ahora una sensación de incertidumbre para la sociedad que ya espera la contienda electoral más con morbo que con la idea clara de votar racionalmente.

Nuestro estado se ha caracterizado por una serie de cambios que en un sentido significan cuestiones sociales positivas en una transición histórica; y en otro, cuestiones negativas que han marcado ya el camino de muchos políticos cuyos destinos aún siguen inciertos.

El caso de la elección de candidatos a senadores y diputados, ha generado muchas especulaciones, dimes y diretes que lejos de parar, aumentan con el curso de los días y más con la cercanía de las famosas listas que los partidos preparan para la contienda que lamentablemente, aún no están completas ni seguras.

Quizás lo realmente destacable en todo este cuento político sea la posibilidad de candidatos con perfiles ciudadanos, líderes que la gente siga, candidatos que no sólo posean una buena imagen, un buen discurso, una buena percepción pública, si no que provean una ideología concreta y que tenga bases en un pasado inmediato y probo, que tengan claro el quehacer y que signifiquen garantía de acción para el futuro.

El mandato social, hoy exige candidatos con perfiles más logrados, más probados, con mayor experiencia, con mayor empuje, líderes certificados por la opinión pública, personajes cuyos esfuerzos y equipos le avalen a la sociedad la satisfacción del ciudadano.

Es en este contexto que las elecciones internas deben darse buscando quien asegure la elección y el sistema de legislación y gobierno; los partidos no tienen otra opción, aquellos que toman las decisiones deberán cuidar perfectamente los perfiles de todos sus candidatos si es que quieren triunfar en la contienda y tener a representantes de peso en las dos cámaras y eso esta en razón del mandato social. Lo cual suena sensato.

El PAN ha anunciado que “designará” a sus candidatos por dedazo, nombres se barajan algunos pero aún no hay concreto nada. En el PRI la cosa está que arde porque todos levantan el dedo y están buenos lo jaloneos, el PANAL tratando de reclutar gente, el PRD aún perdido pero podría resucitar de forma inesperada; nombres y apellidos hay muchos, Armenta, Flores, López Zavala, ¿¿Marín??? No creo, Doger, Alcalá, Díaz de Rivera, Mondragón, y un largo etcétera, y todos aparecen en las encuestas como conocidos, que no con intención de voto o confianza que son cosas diferentes, pero la pregunta es querido y fiel lector, ¿Quién tiene el mandato social? Es decir ¿A quién quiere la gente? Y la respuesta curiosamente se encuentra en un nombre que no está ligado aún a ningún partido político sino a una institución universitaria: Enrique Aguera Ibañez, Rector de la BUAP.

Al Rector Aguera se le ha preguntado si irá, si contenderá, si se aventará y él ha dicho más de una vez que no. Pero el Rector es un hombre político y los políticos atienden el mandato social y éste lo requiere, en las encuestas es el personaje público de más confianza y con mejor intención de voto entre los poblanos, es quien mejor trabajo ha mostrado hacer en su labor sustantiva y quien cuenta con el capital político necesario para asegurar el triunfo en cualquier situación y en cualquier partido. Pero eso sólo si obedece el mandato social.

Descubrir lo que se tiene y hacer lo que se exige es en realidad una idea de competitividad donde lo importante no es el triunfo, sino lo que pasa después, muchos ganan y después nada, la idea es llegar y después hacer lo que se espera de él y me parece que claramente Aguera ha dado mucho más que ejemplos de esto y por tanto se entiende el mandato.

Y surgen las preguntas; ¿Porqué quieren que se vaya? ¿Quién se queda en su lugar? Querido lector, nadie quiere que un rector de éxito se vaya, pero si esto ha logrado aquí, desde fuera su apoyo y liga con la BUAP en sus labores legislativas, serán aún más benéficas para los universitarios y para la sociedad poblana y por tanto, nuestra proyección como estado e institución podrán imaginarse en el futuro de forma cierta. Una buena visión sin duda. Se queda en su lugar un equipo integrado y sólido, ya que la BUAP es una de la instituciones educativas más importantes del país, quizás la más estable de todas. 

Hoy, Enrique Aguera se convierte en uno de los capitales políticos más codiciados para la futura contienda federal, los partidos lo querrán y lo disputarán aunque él se niegue, pero lector, a don Pueblo no se le dice que no y eso el Rector Aguera, el gobernador Moreno Valle y cualquiera que entienda de política lo saben. Negar esto en la próxima elección sería un grave error. Ya veremos.