
Una más de Eduardo Rivera Pérez: romperles la madre a los voceadores del Centro Histórico de Puebla. Así, con mayúsculas. Dizque tal decisión forma parte del Corredor Turístico de los Fuertes a la Catedral de la Ciudad.
¿Y?
Pasear por los centros históricos de capitales europeas y darse cuenta que libros, revistas, diarios, impresos todos, forman parte de la vida diaria, de la cotidianidad, del bullicio y de la riqueza de cualquier gran ciudad, es un halago.
Barcelona, por ejemplo, para citar sólo a una, ha fortalecido la presencia de los puestos, kioscos, espacios, en Las Ramblas, y el impulso a la lectura, de la información diaria y de novedades literarias forma parte del paisaje urbano digno de admirar.
No sólo los turistas, también los nativos, disfrutan eso tan importante: la lectura.
Quitar a 37 voceadores que por cerca de cuatro generaciones, casi 100 años, han vendido lectura es un atentado contra la cultura y la identidad de Puebla y los poblanos.
Es pretender construir un centro histórico sólo para turistas. Y los poblanos a la mierda.
Es reducir el ingreso de varias familias que dependen de las ventas en los kioscos para reducir sus ingresos, mermados ya por la presencia y crecimiento exponencial de la lectura en la web.
Es intentar destruir a Puebla y pretender venderla sólo al turismo.
Es un simulacro de gestión municipal.
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