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Foto: Es Imagen / Archivo

El ex rector no pierde el tiempo, no hay descanso ni tregua, sigue en la talacha, recorriendo la milla, en el baño de pueblo permanente. 350 personas, tres reuniones, estructuras territoriales, líderes de colonias, organizaciones partidarias, apoyos todos, reconocimiento a su caminar, abrazos, porras, saludos de mano, besos, palabras de aliento.

No lo dice, pero la gente se lo exige: “!Doger presidente!”. Y se deja querer, y se crece. No es fácil imaginar al académico convivir, y ser receptor aceptado de las demandas populares. Pero es real.

Sabe que está jugando, no lo refiere, pero sabe, todos lo imaginan, que el 2013 será un año que marcará su destino político en Puebla. Y lo está construyendo. Nada llega de la gracia divina. Hay que trabajarlo.

Espera sus tiempos, sabe que ahora es el Congreso federal el foco de atención que lo llama y le exige, pero no descuida el trabajo político con la gente. Imposible bajar la guardia. Son cuatro meses del final del 2012 que determinarán todo lo que sucederá en el 2013.

Y ataca los tres frentes, el centro del país, su propia estructura y las bases. No hay descanso.

Lo saben en donde lo tienen que saber, va por la presidencia municipal de Puebla, el retorno a un espacio conocido, saben que está compitiendo y luchando, no esconde sus armas, ni sus intenciones. Son cuatro años y ocho meses que no puede despreciar.


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Y está dispuesto a pelear y a negociar, a llegar a acuerdos. La experiencia lo hace ser pausado, reflexivo; el pleito, en esta etapa, está reservado para cuando los momentos lo exijan.

Sabe contra quien compite.

El 2013 será su año, lo sabe y espera su mejor momento.

Lo peor que le puede pasar es continuar en el Congreso federal.

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