
La temporada navideña es la época del año donde probablemente haya mayor número de tradiciones y costumbres debido tanto a razones religiosas como antropológicas, y de otra índole.
Una de estas tradiciones es lo que comúnmente se conoce como aguinaldo.
La palabra aguinaldo proviene del celta eguinand, nombre con el que se designaba al regalo de año nuevo. Cuenta la historia que su origen se remonta al reinado de Rómulo, fundador y primer monarca de Roma, quien recibía de sus colaboradores ramas cortadas de un árbol frutal del bosque de Strenia, diosa de la salud y de la suerte, como señal de buen augurio para el inicio del nuevo año. Esta práctica pronto se convirtió en costumbre y cada primer día del año se repartía el denominado strena, símbolo de los buenos deseos para el año nuevo.
Con el tiempo, las ramas del árbol frutal se convirtieron en regalos de mayor valor, como piezas de oro, plata y bronce o en muebles y vestidos finos. De esta manera, el obsequiar un aguinaldo comenzó a ser una práctica sumamente costosa, pues los ciudadanos lo ofrecían al príncipe y los discípulos a los maestros.
Debido a ello, al paso de los años se declaró que no era necesario dar aguinaldos tan cotosos, y poco a poco, aquellas ramitas de buenos deseos se convirtieron en los intercambios navideños y en las pequeñas bolsas rellenas con dulces y fruta que se obsequian en las posadas.
Los aguinaldos tradicionales estaban conformados por frutas como caña, jícama y tejocote; y mezcladas con cacahuates y con los tradicionales dulces de colación, que son semillas cubiertas de caramelo de diferentes sabores.
Regalar un aguinaldo tradicional a cada invitado de una posada costaba alrededor de seis pesos, comenta la señora Rosalía Molina, quien organizaba posadas cada año desde 1940. \”Eran más baratos porque muchas veces se aprovechaba rellenar la bolsita con la fruta y cacahuates sobrantes del relleno de la piñata\”.
Sin embargo, con el paso del tiempo, los aguinaldos comenzaron a cambiar. Las bolsitas de papel se sustituyeron por el plástico decorado con figuras de Dora la Exploradora, Barbie, Yu gi oh!, Barney y los Power Rangers, por ejemplo. A su vez, el clásico relleno de los aguinaldos también cambió.
\”Hace mucho tiempo que dejamos de pedir tantos dulces de colación, ya no se venden. Ahora lo que más vendemos son chicles, paletas y chocolates de marca\”, comentó María de la Peña Salazar, empleada de la dulcería \”Con mi rey\”.
Debido a estos cambios, la tradición del aguinaldo comenzó a extenderse a todo el año y a relacionarse íntimamente con las piñatas, volviendo costumbre el regalar un aguinaldo a los invitados de las fiestas infantiles, relleno del contenido de las piñatas y algún presente más que dejara a los niños satisfechos.
