AP foto/Alexandre Meneghini
AP foto/Alexandre Meneghini

Enrique Peña Nieto ha sido un político coherente en la construcción de su imagen pública. Durante su trayectoria política ha sabido adecuar su imagen verbal y no verbal en cada auditorio al que se presenta.

Elegancia, Poder y Pulcritud han sido las líneas de acción para acudir a todo acto protocolario, de campaña o de gobierno.

El presidente Enrique Peña Nieto ha entendido que imagen es poder y los grandes logros a nivel percepción colectiva que  genera el articular de manera estratégica un Master Branding Plan.

Su primer día de mandato no fue la excepción.

El mandatario utilizó un traje de la casa Ermenegildo Zegna, camisa blanca imperial con puños dobles con mancuernillas y corbata en tonalidad gris plata, lo cual nos habla de elegancia, vanguardia y sobriedad

Por otro lado la Primera Dama Angélica Rivera decidió por un vestido de la marca Dolce & Gabbana en tonalidad gris, de encaje y transparencias, coordinado con accesorios sobrios y neutros como el calzado y la bolsa.


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La combinación de la pareja obedece a una estrategia de no saturación visual, logrando que el protagonismo del evento lo llevara la línea discursiva de: unión, trabajo y grandes acuerdos.

Estamos entrando a la era de la imagen pública en política, en donde para ser, primero habrá que parecer.  El factor a cuidar será sin duda mantener el equilibrio entre la forma y el fondo.  La debilidad de Peña Nieto sigue siendo el dominio de los escenarios,  su oratoria y capacidad de improvisación.

Le aseguro querido lector que comenzaremos a ver a más políticos preocupados por su imagen política.

Al  final siempre he dicho que la política genera adicción y la imagen aumenta las posibilidades de éxito.

¿Lo dudan?