
Durante el mes de diciembre, es común observar los patios de las vecindades y colonias repletos de niños y adultos que cantan alegremente mientras golpean con fuerza una piñata que yace colgada de una cuerda en el centro del patio, pero ¿de dónde vinieron las piñatas?, quizá la noticia decepcionará a muchos: las piñatas navideñas no se originaron en México.
El origen chino de las piñatas
Las piñatas se originaron en China, cuando al inicio del año nuevo se construían figuras de vacas y bueyes forradas con papeles de colores, mismos que se rellenaban con cinco clases diferentes de semillas.
Estas caían al suelo tras ser golpeadas por cada uno de los participantes con palos multicolores. Al terminar la celebración, los restos de las figuras eran quemados y los participantes llevaban a casa la cenizas para regarlas en sus campos y así esperar una buena cosecha para la primavera.
Fueron los viajes de Marco Polo los que dieron a conocer esta antigua costumbre mandarina a Europa, cuando el viajero llevó a Italia, en el siglo XIII, muestras e historias de China. Así, los italianos nombraron pignatta a aquellas figuras y cambiaron su forma, convirtiéndolas en ollas de barro forradas de papeles multicolores. La costumbre se adoptó en casi todo el continente y poco a poco fue tomando un sentido religioso, llegando a bautizar al primer domingo después del Miércoles de Ceniza como Domingo de Piñata.
Llegaron a México
Durante la conquista, los españoles trajeron la costumbre a México convirtiéndola en una nueva herramienta para la evangelización, representando con ella de manera simbólica la lucha del bien contra el mal. Así, forraron la olla de barro con colores vistosos representando las tentaciones y le agregaron siete picos, los cuales simbolizaban los siete pecados capitales.
Con el paso del tiempo, las tradiciones han ido cambiando, comentaba Rosalía Molina, quien organizaba posadas cada año desde 1940. “Anteriormente, las piñatas que se rompían en las posadas, se rellenaban con frutas de temporada como cacahuates, jícamas, cañas, tejocotes, naranjas y mandarinas. Ahora les ponen dulces y ya casi descartan por completo la fruta; además la piñata ya no tiene siete picos, sino cinco”.
La piñata navideña simboliza al diablo y sus picos los 7 pecados capitales. Al niño con los ojos vendados y su palo es la Fe, ciega e inquebrantable, listo para vencer al diablo rompiendo la piñata. El contenido de la piñata son todas las bienaventuranzas que se ganan cuando se vence al mal (diablo).
El cántico
Al elegido para quebrar la piñata se le tapan los ojos, se le da un palo, se le dan algunas vueltas y después se le deja solo, todos los niños y adultos le dicen para donde tirar el golpe con el palo. Al momento de comenzar a pegarle a la piñata, los participantes entonan:
\”Dale, dale, dale, no pierdas el tino, Porque si lo pierdes Pierdes el camino. Dale, dale, dale, no pierdas el tino, mide la distancia, que hay en el camino\”.
Después de acabar el cántico, sí todavía no la rompe, se elige a otra persona y se sigue el mismo procedimiento hasta que la fruta y dulces de la piñata caigan al suelo.
Fabricación de una piñata
Fabricar piñatas es una tradición de muchos comerciantes mexicanos, quienes se han dedicado a este oficio por varias generaciones. “Contrario a lo que se podría pensar, hacer una piñata no es tan difícil, sólo se necesita creatividad”, comentó María de Lourdes Pérez Molina, maestra de primaria que se ha dedicado durante 15 años a construir piñatas con sus alumnos. Afirmó que una piñata es “tan cara como uno desee” ya que dependerá del tamaño y forma que se le quiera dar.
El primer paso es forrar un globo con varias capas de papel periódico, las cuales se pegarán con una mezcla de harina, agua y azúcar, llamada engrudo. “Las capas serán tantas como lo dura que queramos hacer la piñata”.
Después de cada capa es necesario esperar a que ésta se seque para poner la próxima. Una vez terminado este proceso, se pintará de blanco y se reventará el globo que se encuentra dentro de la piñata.
Posteriormente, se forrará con papel de colores y se le dará la forma que se desee, ayudándose con más globos de diferentes tamaños o pedazos de cartón también forrados con papel periódico. “Se pueden lograr figuras muy bonitas, depende de lo que se quiera hacer, la paciencia y la creatividad de cada quien”, comenta Lourdes Molina.
Comprar una piñata navideña puede costar entre 50 y 500 pesos, dependiendo de la forma que se busque, y hacerla puede salir en 40 pesos. “Decidir si se compra o se hace dependerá del tiempo que cada quien desee invertirle a la piñata, del dinero disponible y de la creatividad y capacidad de cada quien”, finalizó la maestra Molina.