Hace algunos días el columnista Miguel Ángel Castillo, escribió sobre la falda que portaba la Diputada perredista Crystal Tovar.
A raíz de la publicación de las fotos y de la columna, se dieron diversas reacciones en las redes sociales, unas a favor y otras en contra de la falda.
Justamente comentamos al respecto en el programa Operación Periodista, dónde alguien dijo que la diputada no sabía hablar y yo manifesté mi indignación; porque alguien que no supiera hablar estuviera ahí, mientras que la gente preparada para el cargo, la mayoría de las veces no tiene ni oportunidad de participar en la vía uninominal.
Resulta ser que la diputada sí sabe hablar, salvo por un poco de nerviosismo y el uso de la palabra “contesto” en lugar de “contexto”, me parece que habla mejor que muchos hombres que están ahí y a los que nadie les anda buscando errores, porque no son vistos como un simple objeto con falda.
Juzgue usted mism@ en el siguiente video:
Con respecto a Miguel Ángel Castillo, me queda claro su nivel de preparación, se queja de que la diputada no ha terminado la licenciatura; pero él, que quiero pensar que la acabó, no sabe ni hablar.
En su video dice cosas como “presentación proporcional”, en lugar de “representación proporcional”.
“Señor” Miguel, un cuerpo no puede ser “deseada”, sino en todo caso deseado, por otro lado, no se llaman ”disputadas”, sino “”diputadas” y ya que escribe, debería de saber que no se dice “nadien”, sino “nadie”.
No sé cómo inventó la palabra “proprinominal”, pero supongo que quería decir “plurinominal”; por cuanto a las personas, nadie puede quedar “atónico” (sin acento), sino en todo caso atónito (pasmado).
Ese es el nivel de las personas que se sienten con derecho a criticar a una mujer por la forma en que se viste.
Hay quienes incluso se atreven a decir que hay que “investigar” cómo llegó ahí la diputada y con todo respeto ¿Qué nos importa?
Lo menos relevante es si la puso su papá, su tío, su novio o si llegaron a su puerta y le dijeron que fuera diputada, da igual si era líder de un grupo de jóvenes, si era líder de su kínder o de su uni, o si lo que sea.
Lo importante es que es una mujer en una posición de poder, que tiene la responsabilidad de ayudar a otras mujeres a llegar y que debe legislar a favor de iguales oportunidades para las mujeres y para los hombres, para que las mujeres que usan falda en las empresas no sean acosadas por sus jefes, por ejemplo.
El día que las mujeres dejemos de preguntarnos cómo llegó fulanita a equis posición, para cambiarlo por un -Fulanita, ya que estás ahí, construyamos y ayudemos a otras mujeres- ese día vamos a lograr la igualdad de derechos, de manera real y efectiva y no sólo escrita.
Las mujeres tenemos derecho a vestirnos cómo se nos venga en gana. ¿Alguien dice algo cuando hay diputados que llegan con sombrero, o vestidos como auténticos vándalos o en pants? pero basta que una mujer use una falda para que sea noticia.
Crystal Tovar lo dijo bien:
“Es importante aquí recalcar lo que le estamos inculcando a las jóvenes, que no pueden usar una minifalda porque van a ser objeto de deseo sexual, cuando sabemos que por el simple hecho de cruzar la calle, ya hay hombres que se sienten con el derecho de agredirlas, de tocarlas, de manosearlas, de violarlas o hasta matarlas”.
Es tiempo de que las mujeres seamos juzgadas por nuestras capacidades y no por nuestro peso, por nuestro aspecto físico, por nuestro arreglo personal o por si usamos falda o no.
Es tiempo de que las mujeres seamos solidarias con otras mujeres y construyamos un México y un mundo dónde las oportunidades y las circunstancias sean iguales para mujeres y para hombres, dejemos de juzgarnos unas a otras y colaboremos unas con otras.