Hace meses, el Barrio del Artista no es el mismo. Atrás quedó la época en que, tranquilamente, los visitantes tomaban café, escuchando trova o recorrían sin polvaredas, las galerías de artistas plásticos.
Hoy, la zona alberga escombros, varillas, vigas de madera, montones de tierra y desperdicio de material para construcción. También hay una casona demolida, un sector agredido e indignación.
El malestar social está representado desde este domingo, con blocs que forman el monosílabo NO. Un rotundo NO al teleférico que empezó el gobierno de Rafael Moreno Valle, sin licencias del Instituto Nacional de Antropología (INAH) y sin medidas para la protección del patrimonio de la ciudad.
Es domingo al medio día y decenas de personas se han concentrado en la Plazuela del Torno.
Académicos, investigadores y jóvenes de #YoSoy132 (asamblea centro) colocan una bandera de México, pegan cartulinas y reparten volantes informativos entre los transeúntes.
Si ninguna autoridad lo hizo, esta es la oportunidad simbólica y pacífica de “clausurar” el proyecto de la Secretaría de Transportes (ST), sostienen los activistas.
Edmundo Gutiérrez del Comité de Defensa del Patrimonio Histórico, Cultural y Ambiental AC está en la cima de una pila de blocs para construcción, improvisó con ellos para formar la palabra NO.
En las maderas, el 132 imprimió su marca con pintura en aerosol y los integrantes del colectivo Bordando por La Paz ya están en su labor con hilos y aguja.
Es una fusión de activistas que, desde sus diversas trincheras, se han unido para rechazar el teleférico.
El mismo que –aseguran– se caracteriza por la discrecionalidad sobre su costo y es incongruente ante las verdaderas necesidades de la población en Puebla.
Tras toda la labor de protesta y la difusión informativa, Edmundo Gutiérrez se da tiempo para las entrevistas con medios.
Comenta que ninguno de los comités participantes se dará por vencido.
Llegaremos hasta la últimas consecuencias, recurriremos a los organismos internacionales pertinentes; porque nadie puede derribar un monumento histórico, es un delito federal”.
Los opositores continúan en el hermoso y ahora alterado barrio.
La gente transita y contempla las pinturas o los dibujos a lápiz que ahí se crean con completa naturalidad y que se exhiben los domingos en todo el pasillo.
Unos metros después, esquivan el desastre que invade y opaca la belleza del Barrio del Artista. Hay que saltar sobre los vestigios, los escombros de una mega obra gubernamental.
Foto: Xóchitl R. Rangel