• El ruido es considerado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como nocivo para la salud y el medio ambiente. Es una de las principales fuentes de contaminación de grandes ciudades del mundo, a la que apenas se ha comenzado a prestar atención.
639x360_1358211492_Lunes_ 14_3_2011@@RUIDO
Imagen tomada de elnuevodiario.com.ni

Mely Arellano

@melyarel

Los diferentes momentos de un día común en la vida de cualquier persona que viva en la ciudad de Puebla, podrían definirse por el ruido.

Despertar cuando pasa el camión del gas o el tamalero, ir a la escuela o al trabajo soportando la música a todo volumen del microbús, recorrer las calles entre puestos de cd’s pirata y sus bocinas banqueteras reventando el bafle, a un lado de camiones y autos con tráfico intenso, o pasar por farmacias con botarga bailadora y música altísima. Hacer el camino de regreso a casa y encontrarse un camión de publicidad que lo mismo invita al circo, que a comprar un producto o visitar un restaurante –y próximamente a votar por un candidato-; abordar nuevamente el microbús y, para evitar la música ajena, usar los audífonos con el sonido tan alto como se pueda. Finalmente, llegar en la noche a casa y encontrarse con que los vecinos decidieron hacer fiesta… en miércoles.

El ruido es considerado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como nocivo para la salud y el medio ambiente. Es una de las principales fuentes de contaminación de grandes ciudades del mundo, a la que apenas se ha comenzado a prestar atención.

Cuando las ondas del sonido superan lo tolerable por el oído humano, el sonido se convierte en ruido. La OMS establece un límite de ruido de 65 decibeles, el nivel de ruido que se percibe en una zona comercial o de bares, aunque la tolerancia depende de la sensibilidad de cada persona.

Millones en el mundo padecen un nivel de ruido superior al recomendado, lo que afecta su calidad de vida. En México aún no se toma en serio a la contaminación auditiva, quizás porque no se le reconoce como tal. En 2010, una encuesta realizada por la Universidad de Colima reveló que al ruido ambiental ni siquiera se le considera un contaminante.


publicidad puebla
 

Lo cierto es que el ruido generado en las ciudades sí causa daños fisiológicos, psicológicos y emocionales aquí y en China.

Bájale

Foto: Es Imagen
Foto: EsImagen

Rosa vive en el centro histórico de Puebla, en una calle por la que transitan muchas rutas de transporte público y en la que hay muchos comercios. Al escándalo típico de los motores y el claxon se suma de pronto la música a todo volumen de un negocio que está en la planta baja de su edificio, y que se cuela hasta el tercer piso donde rebota como si la bocina estuviera ahí mismo.

Es insoportable. Rosa fantasea con la posibilidad de mudarse.

Ernesto vivió años aguantando al vecino del piso de arriba que llegaba borracho y, sin importar la hora, ponía la música tan alta que vibraban los vidrios. Apenas oía sus pasos por la escalera, se le crispaban los nervios. Si el vecino se la seguía, no podía dormir. Ninguna reclamación cambió las cosas. Ernesto aguantaba el escandaloso insomnio ideando maneras de cortarle la luz al vecino o deseando que se cayera por la escalera. Insoportable.

Mejor se mudó.

De acuerdo con un estudio publicado por el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), en el libro Ordenamiento territorial y participación social: problemas y posibilidades, los efectos negativos del ruido son:

Fisiológicos

  • Efectos auditivos: la exposición a niveles de ruido intenso ocasiona pérdidas de audición que, si en un principio son recuperables cuando el ruido cesa, con el tiempo llegan a hacerse irreversibles convirtiéndose en sordera.
  • Efectos no auditivos: el ruido actúa negativamente en otras partes del organismo donde se ha comprobado que bastan de 50 a 60 dB para que existan enfermedades asociadas al estímulo sonoro. En presencia de ruido, el organismo adopta postura defensiva y hace uso de sus mecanismos de protección, y al llegar al rango comprendido entre los 95 y 105 dB se producen las siguientes afecciones:
  • Afecciones en el riego cerebral
  • Alteraciones en la coordinación del sistema nervioso central
  • Alteraciones en el proceso digestivo
  • Cólicos y trastornos intestinales
  • Aumento de la tensión muscular y presión arterial
  • Cambios de pulso en el encefalograma

Efectos psicológicos

  • Efectos sobre el sueño: el ruido puede provocar dificultades para conciliar el sueño y también despertar a quienes están ya dormidos. Se ha comprobado que sonidos del orden de los 60 dB(A) reducen la profundidad del sueño.
  • Efectos sobre la conducta: la aparición súbita de un ruido puede producir alteraciones en la conducta que, al menos momentáneamente, puede hacerse más indiferente, más agresiva o irritable.
  • Efectos en la memoria: en tareas donde se utiliza la memoria, se observa un mejor rendimiento en las personas que no han estado sometidas al ruido, ya que con el ruido crece el nivel de activación del sujeto y esto, que en un principio puede ser ventajoso en relación con el rendimiento en cierto tipo de tareas, resulta que lo que produce es una sobre activación que conlleva un descenso en el rendimiento.
  • Efectos en la atención: el ruido repercute sobre la atención, focalizándola hacia los aspectos más importantes de la tarea, en detrimento de aquellos otros aspectos considerados de menor relevancia.

Dentro de sus efectos generales el ruido causa cefalea (dolor de cabeza), estrés, fatiga y neurosis.

El académico de la Universidad Iberoamericana (Ibero) Puebla y doctor en Psicología, Raúl Alcázar Olán, considera sin embargo que el ruido es un factor que por sí sólo no afecta a la salud.

Si una persona está expuesta de manera intensa, frecuente y permanente al ruido es más fácil que aumente el estrés, y si eso se suma a otros factores como el estrés laboral o el estrés de la vida cotidiana, se afecta el sistema inmunológico, lo cual deja a las personas expuestas a enfermedades como gripa o enfermedades estomacales o dolor de cabeza o algunas consecuencias físicas como tensión en los hombros, en el cuello. Y sí, el ruido es uno de los factores que puede contribuir, no es el único factor, solo no podría explicar todo, pero sí es uno de los factores que pueden disminuir o demeritar la calidad de vida de las personas.

Súbele

Una persona soporta sin problemas 60 decibeles de ruido, que es el nivel de una conversación normal, y hasta 85 decibeles en tanto no sea un ruido constante. La Norma Oficial Mexicana 081 establece para fuentes fijas (“toda instalación establecida en un solo lugar que tenga como finalidad desarrollar actividades industriales, comerciales, de servicios o actividades que generen o puedan generar emisiones contaminantes a la atmósfera”) un límite de 68 decibeles para el día, y de 65 para la noche.

Pero una exposición mayor a los 90 decibeles de manera habitual puede producir la pérdida de la audición. También sonidos más leves pero permanentes, como el de una aspiradora, que son como 80 decibeles, pueden dañar el oído. Si una persona es sometida al ruido de 100 decibeles por 15 minutos o de 110 decibeles por más de un minutos podría quedarse sorda.

Los niveles de ruido

De acuerdo con especialistas de la Federación Mexicana de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (Fesormex), la exposición al ruido excesivo es la principal causa evitable de pérdida auditiva en el mundo.

Se calcula que para el 2015 habrá 700 millones de discapacitados auditivos en todo el mundo. Actualmente en México hay unas 400 mil personas con discapacidad auditiva, y 39 mil en el estado de Puebla (Inegi, 2010). Además, estimaciones del Instituto Mexicano del Seguro Social, estiman que 27 por ciento de la población nacional ya sufre algún grado de pérdida auditiva.

Los costos relacionados con la contaminación auditiva en la Unión Europea equivalen al 2 por ciento de su PIB (312 mil millones de dólares, o lo que es lo mismo 3 billones 813 mil 720 millones de pesos, según datos de la CIA). En México el interés en el tema es aún menor, por lo que no existen datos en ese sentido.

Tampoco leyes

Foto: EsImagen
Foto: EsImagen

En nuestro país la legislación sobre contaminación auditiva si bien existe, en muchos casos es letra muerta por la falta de herramientas para su aplicación pero, sobre todo, por falta de interés.

El Cabildo de Puebla aprobó el año pasado reformas al Capítulo 26 del Código Reglamentario Municipal (Coremun) para, con base en las normas federales, facultar a las instancias correspondientes de modo que pueda cumplirse la ley.

Nos ha servido mucho esta norma del ruido, hemos clausurado bares que estaban volviendo locos a los colonos. Uno muy importante fue el de la junta auxiliar Ignacio Zaragoza, porque ahí el bar era del mismo presidente auxiliar. Empezó en una casa, en un garage con bocaditos, luego cervecita, luego segundo piso, luego antro, luego barra, luego bebidas densas, y sacaba las bocinas a la calle y en la banqueta ponía una cerveza inflable gigantesca, estorbando el tránsito, y se cerró por el ruido –dice a Lado B la regidora Verónica Mastretta, autora de las reformas al Coremun.

La normativa actual establece que la primera vez que se viola el nivel de decibeles se le conmina al establecimiento a que le baje y se le enseña cuál es el nivel permitido; la segunda vez se hace acreedor a una multa que va de los 20 a los 175 días de salario. La tercera vez es clausura definitiva.

En el caso de otro antro, La Franja Junior, en Mayorazgo, también se clausuró por ruido, después de que me vinieron a ver vecinos de todas las edades, porque el bar tenía techo de lámina y estaba atrás de un edificio, y esos vecinos estaban volviéndose locos porque no podían dormir –explica Mastretta.

Según la regidora, se han cerrado nueve antros por ruido –se pidió el dato exacto al área de comunicación social del Ayuntamiento pero esta no entregó información alguna -, que son generalmente los establecimientos que más contaminan auditivamente. La razón: estudios realizados en Estados Unidos han demostrado la relación del ruido con el consumo de bebidas alcohólicas. Las altas frecuencias se almacenan en el estómago y producen mayor ansiedad, que induce a beber más, lo que potencia el consumo y el consecuente negocio.

Había muchos expendedores de discos pirata y ahí no sabíamos qué hacer –continúa la regidora-, pero también lo metimos en el Código, porque se ponen en quicios de puerta y no lo puedes clausurar porque no puedes clausurar la entrada a un edificio, entonces lo que pusimos es que podemos clausurar las bocinas: nos las llevamos. También a los dueños de gaseras los vamos a citar. Ya le habían bajado, pero otra vez están de necios y tampoco tenemos capacidad para andar por toda la ciudad. Pero ellos pueden circular más despacio con los decibeles permitidos y entonces los oyen en esa calle, pero los hemos agarrado con 85 decibeles, algunos con 90. Lo mismo en los centros comerciales, que se ponen con unas bocinas súper agresivas, porque la norma también aplica ahí adentro.

Y sí, la medida aplica para toda clase de establecimientos comerciales, incluso los móviles; y hasta para las Iglesias. La queja debe presentarse en la Secretaría del Medio Ambiente o directamente con la Comisión de Ecología del Cabildo.

Pero la gente debe saber que cuando un vecino está haciendo ruido tiene que ir a un juzgado calificador, ahí no aplica esta norma. Son faltas administrativas, no es un comercio, a un comercio lo podemos llegar a clausurar, multar, pero con un vecino tienen que ir a un juzgado calificador o a un MP –aclara Verónica Mastretta-, y mi recomendación es hablarle a la patrulla, porque si hay flagrancia, se lo llevan.