Inició la madre de todas las batallas electorales de Puebla. El objetivo: la “perla de la Corona”. Un par de guerreros en disputa por la presidencia municipal de la capital poblana, ahora más atractiva que nunca debido a su duración (cuatro años ocho meses) y al proceso electoral que elegirá al mini gobernador (un año ocho meses). Dos interesantes circunstancias. Primero por la oportunidad que representa el presupuesto acumulado (alrededor de 30 mil millones de pesos). Y después por la fuerza política natural del alcalde, presencia que necesariamente influirá en la elección de los siguientes dos gobernadores.
(Melquiades Morales Flores podría ser el ejemplo de las coincidencias afortunadas: siendo diputado y líder del Congreso local le tomó la protesta a tres gobernadores y aceptó la renuncia de dos. Todo ello en un periodo de tres años. Y ya vieron hasta dónde llegó)
Se enfrentan Antonio Gali Fayad, candidato de la coalición Puebla Unida, y Enrique Agüera Ibáñez, candidato de la Alianza 5 de Mayo. El primero con el apoyo abierto del gobernador de Puebla, cuya influencia electoral y control político son inocultables. Y el segundo arropado por el partido del Presidente de la República que en Puebla, no da pie con bola. Ambos con el triste testimonio de Miguel Ángel Ceballos quien, lamentablemente, lo “contrataron” y se prestó para tratar de restarle votos al PRI, el partido que lo hizo, el mismo que hoy es una “fábrica de traidores”, como podría haber dicho Octavio Paz.
Antonio Gali no podrá quitarse el sello de la casa (¿o debería decir monarquía?). Basta ver quiénes conforman su equipo (¿o el del gobernador?), los mismos que se separaron de su cargo para apoyarlo en la campaña que inició hace más de un año (¿o será la del gobierno?).
Fernando Manzanilla, uno de ellos. El cerebro esponja de Fernando le permitió aprender rápido, ilustración que incluye la “facultad” de saber comer sapos sin hacer gestos. Lo curioso es que este egresado de Harvard llegó por segunda vez a la entidad para apoyar a su cuñado en la administración estatal (Secretaría General de Gobierno) y de paso promover el proyecto que incluyó la conquista del electorado poblano. Ahí quedaron sus jornadas de lectura diseñadas con el atractivo que incluye a los artistas nacionales, principalmente de Televisa. Al final del día tuvo que declinar en las dos aspiraciones electorales que le acompañaron, primero la de llegar a ser alcalde de Puebla y después la de obtener el triunfo que lo haría diputado de mayoría (Cholula). Abortó sus precandidaturas para apoyar y más tarde coordinar la campaña de quien a fuerza de simpatía y rolas le había arrebatado un pedazo del afecto político de Moreno Valle.
Miguel Ángel de la Rosa también se vio obligado a dejar su cargo en la Secretaría General de Gobierno (subsecretario) para hacer “talacha” en la campaña del papá de su diputado y coordinador de los perredistas en el Congreso Local. (Nótese la pluralidad política en la familia de Gali, talante que incluye al priista Jorge Estefan, otrora el cuñadazo priista más influyente).
Otros miembros del súper equipo de Tony son Ángel Trauwitz, Pablo Rodríguez, Jorge Aguilar Chedraui, Marcelo García y Eukid Castañón, los cinco de ostentosa factura morenovallista. Y qué decir del “refractario” Javier Lozano Alarcón, ahora vocero del candidato Gali, no´más pa´lo que se ofrezca, incluidos los bofetones verbales.
Al candidato del PAN y anexos le recomendaron privilegiar su actividad de “constructor” de la obra pública del gobierno poblano, decisión que tiene sus riesgos. Veamos:
Que los ciudadanos no estén de acuerdo con las edificaciones realizadas por él como administrador y supervisor. Que la sociedad manifieste su inconformidad por el endeudamiento o concesión de las obras. Que el pueblo elector considere que fueron obras superfluas y de relumbrón cuyo costo fue inflado. Que la derrama de dinero para obras “sin pedir un solo peso prestado” hayan dejado comprometidas a las futuras administraciones herederas de los “contratos de alquiler” (hasta treinta años). Que los electores recuerden que algunas de ellas fueron construidas en contra de la opinión de los defensores del Patrimonio Cultural de la Humanidad. Si así fuere, el concepto de “constructor” podría revertírsele y operar en su contra.
Por su parte, Enrique Agüera se promociona como un hombre de trabajo y resultados. Arguye su labor como rector de la Universidad Autónoma de Puebla. Es el mismo caso, quienes estén de acuerdo con el posicionamiento de la BUAP a nivel nacional e internacional, en los premios por la transparencia con la que ha manejado sus finanzas, en la ausencia de huelgas y marchas, en la construcción de edificaciones dignas, como el Complejo Cultural, pensarán que este mismo trabajo lo podrá realizar administrando las participaciones y la política de la Presidencia Municipal.
Pero si por el contrario tiene éxito la contra-campaña de su opositor basada en revivir la guerra sucia diseñada en el cuarto de guerra mediática que operó durante y para la campaña de Moreno Valle, el voto indeciso podría no beneficiarlo. “Calumnia que algo queda”, reza la consigna.
Debate y exponte
Incluyamos en este contexto lo que dijo Tony Gali, propuesta que Agüera tomó para revirarle: los debates. Tres o seis, los que sean, prometen duelos semánticos, trapitos al sol, pruebas de carácter, muestra de estabilidad emocional, libertad de pensamiento, compromisos ideológicos, lastres políticos, manejo profesional de la información, coherencia y congruencia política y cuál de los dos es un muñeco y quién el ventrílocuo.
De ahí que alguien haya dicho que en vez de debate deberían organizar un encuentro musical; ya que este par de candidatos gusta cantar cuando están relajados y de fiesta. Y obvio con hijos incluidos.
La otra vertiente del debate (o encuentro musical) presenta la posibilidad de constatar que boca traga más pinole. Aquí va un ejemplo de lo que prometen, según sus propias palabras y actitudes:
Podríamos tener como gobernante a un empresario exitoso, un tipo metrosexual o sea guapo y bien vestido, además de sonriente y con experiencia en diversos partidos y puestos. O a un universitario con estudios de maestría y doctorado, acostumbrado a debatir y dialogar con los estudiantes catedráticos y trabajadores (que por cierto son difíciles), cuya trayectoria es de éxito académico.
Gali comprometido a seguir construyendo para, dice su propaganda, beneficiar el desarrollo de Puebla. Por su parte, Agüera promueve que está empeñado en involucrar y escuchar al pueblo para que juntos, autoridad y sociedad, construyan el futuro de Puebla.
En fin, sigamos atentos al enfrentamiento del equipo del gobernador (apoyado por las autoridades electorales), y el candidato priista en alianza con el partido Verde (con el apoyo “moral” del Presidente de la República). Es pues un duelo de estructuras electorales, la morenovallista y la del PRI.
Así, a priori, esto apunta para ser tan interesante como divertido.