La lucha jurídica y la electoral tienen grandes semejanzas. En ambas una de las partes construye su propuesta y la otra trata de destruirla con argumentos y aprovechando los errores de su adversario y un tercero, el juez o el tribunal electoral tienen la última  palabra.

En las campañas electorales resulta vital cometer el menor número de equivocaciones, pues estos bien manejados por la oposición pueden ser determinantes para los resultados. Todos recordamos el debate de Vicente Fox y Francisco Labastida en donde éste se quejó de que lo llamara “La vestida” y “Mariquita”, motes despectivos que mucha gente no conocía y que resultaron aplastantes para la imagen del priista.

En la reciente contienda electoral por la presidencia de la República, Enrique Peña Nieto no midió acertadamente la asistencia a la Universidad Iberoamericana. Sus asesores conocían el clima en su contra, efervescencia que existía entre los alumnos, espontanea o inducida por sus opositores.

Después comprendieron que hubiera sido preferible no asistir. Su reacción fue acertada en cuanto a que no lo sacaron de sus casillas ni usó a la fuerza que lo acompañaba, pero no valoró que la explicación sobre Atenco le iba a ganar el mote de represor, mismo que propició la creación del movimiento 132 que lo persiguió durante el resto de la campaña echándole a perder cualquier celebración del triunfo que obtuvo por más de tres millones de votos.

Campañas por la presidencia municipal de Puebla En el caso de “Tony” Gali considero que las equivocaciones vienen desde la selección del candidato panista. Promocionar a un miembro del gabinete gubernamental, por un lado le suma la percepción que la gente tenga del gobernador, pero también cualquier error lesionaría el prestigio a Moreno Valle.

Enviarlo arropado por la mayor parte del gabinete no le permite al gobernador negar que se trate de una elección de estado, menos aún cuando se nombra al cuñado como coordinador de campaña. Por otra parte, el tratarse del encargado de la obra pública es un punto en contra, ya que la vox populi señala “Haz obra que algo sobra”. Y si a eso le agregamos que antes estuvo al frente del SAT, en donde se dice que se pueden hacer muchos favores a los causantes, pues “tantito pior”.


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Esto se ha vuelto la nota de la semana por el programa de Televisa “Punto de Partida”, en donde la periodista Fatima Monterrosa en un reportaje denominado “riqueza cuestionada” avalado por los panistas Violeta Lagunes y Miguel Ángel Labastida, exhibe las contradicciones entre la declaración patrimonial de Gali Fayad de 2009 (era funcionario del SAT) cuando dijo tener 23 millones de pesos en bienes inmuebles, muebles y cuentas bancarias así como que tuvo ingresos por 203 mil pesos como funcionario y 960 mil por actividad industrial y la recientemente publicada.

En 2010 mantuvo los mismos bienes y reportó gastos por un millón de pesos de su cuenta bancaria, un millón 587 mil pesos de ingresos por el cargo público y no reportó ningunos por actividades industriales, según el dicho de la reportera. Y en la última declaración presentada dentro de la campaña electoral manifestó 77 millones de pesos como patrimonio familiar. Así que durante los dos años que trabajó en la administración de Rafael Moreno Valle incrementó en 54 millones su capital.

Todo esto me parece que constituye un error de estrategia. La simple declaración de tan importante patrimonio hace que sus electores se pregunten: ¿Cómo podrá entender los problemas de los poblanos que no pueden pagar las colegiaturas, la renta, la ley, el teléfono la comida y las diversiones de sus hijos? Ya no se diga de los que no saben cómo obtener la comida del día siguiente, un candidato que sólo en su cuenta de cheques tiene 30 millones de pesos.

A ello hay que agregar el incremento durante la presente administración de 54 millones en su declaración patrimonial voluntaria, lapso en que se despidieron a miles de empleados de la actual administración estatal con el argumento de que era necesario bajar el gasto corriente. Esto dejó en la imposibilidad de subsistir a 40 mil poblanos aproximadamente. No hay duda: el daño resulta mayúsculo.

Aunado lo anterior a la presentación de documentos en los que se demuestra que siendo delegado del SAT se ostentó como campesino, señalando como domicilio el ejido de Santa Martha Hidalgo del municipio de Santa Clara Ocoyucan,  para obtener beneficios, lo cual fue exhibido en los Títulos de propiedad 9392 y 9393 expedidos por Felipe Calderón el 9 de abril de 2010, el desprestigio resulta brutal: de ejidatario a potentado en un santiamén.

Si los documentos que presentó la reportera en la emisión de Punto de Partida fueran falsos, Gali tendría que demandarla por daño moral; se dio y muy grave. Si no fuese así pues tendrá que asumirlo e implementar en el cuarto de guerra el control de daños.

Algunos electores se preguntan cómo es posible que habiéndosele otorgado tanto dinero a Televisa para publicidad, haya permitido tan terrible golpe al proyecto del gobernador Moreno Valle. La respuesta sería: se compran espacios para promocionar un “producto”, pero no se adquiere el criterio de los periodistas.

Gali también tuvo su tropiezo en la Universidad de Las Américas. Puede o no tener importancia (depende su punto de vista) si los alumnos actuaron por iniciativa propia o “programados” como hicieron los panistas con Enrique Peña Nieto. Lo que no se podrá borrar es su reacción de intolerancia y prepotencia; sus gritos para decir que estaba en su casa (no alma mater), y actitud al correr a quienes lo increpaban. (Debió dialogar y tratar de convencer a los alumnos de que tiene capacidad para interactuar sin perder los estribos).

Todavía está a tiempo de enmendar sus errores, antes de que los ciudadanos emitan su veredicto en las urnas. [email protected]