Theodore Levitt (finado e icónico profesor de la escuela de Negocios de Harvard) define a la miopía¸ desde el punto de vista organizacional, como la anomalía o incapacidad que tiene una organización cuando “pierde de vista” el objetivo que lo llevará a cumplir cabalmente con su mandato social.
Sin duda, la miopía organizacional, de no ser “atendida de manera oportuna”, puede llevar al fracaso o incluso a “malgastar” los recursos disponibles, en la búsqueda de objetivos sin sentido, y que en poco abonan al fin último.
Ajustando el concepto propuesto por Levitt al contexto gubernamental, podríamos (y dígame si no), sugerirle a los gobiernos actuales, en cualquiera de sus ámbitos una visita urgente al oftalmólogo.
Veamos:
El objetivo fundamental de la Administración Pública es procurar el bienestar social, a través de la prestación de servicios públicos eficientes y de calidad; garantizando así, el orden y paz social necesarios para generar condiciones de vida digna y justa.
Sin embargo la “miopía gubernamental” ha sido tan perjudicial que hoy tenemos “obras majestuosas”, cuya justificación redunda en un discurso modernista y desarrollador, distante de la problemática actual de la sociedad; “compras de aviones”, dignos de estrellas de cine y “propuestas de ley que castigan a los novios que se roban a sus novias”, la lista de acciones importantes para el gobierno puede ser enorme…
Pero mientras los “gobernantes miopes” luchan y se esmeran por alcanzar objetivos como los antes mencionados, el CONEVAL dice que Puebla y los poblanos somos más pobres que nunca, la gasolina sigue en aumento, desproporcionadamente a los salarios, las personas sin acceso a servicios públicos de calidad son cada vez más, y el número de “NINIS” es mayor.
¡¡¡Miopía o Cataratas!!!
Señores gobernantes su problema se puede atender y en el mejor de los casos corregir. Sólo tienen que voltear a su alrededor, escuchar y atender…
Y si no… les presto mis lentes.
@javiercaste84