Necesario el análisis sobre “…la decisión de no acudir a rendir protesta al cargo de Diputado a la LIX Legislatura del H. Congreso del Estado de Puebla.” de Fernando Manzanilla.

Ante la avalancha e invasión en medios locales y nacionales, impresos, digitales y electrónicos, sobre los tres años de gestión de Rafael Moreno Valle, el riesgo de la decisión de Fernando es que puede pasar desapercibida. Barrida por la intensa exposición mediática pagada que el gobierno de Moreno Valle ha puesto en marcha para magnificar su gestión y, sin duda, impulsarlo a escenarios nacionales de todos conocidos.

Si Fernando Manzanilla se siente “…muy orgulloso y honrado por la responsabilidad conferida, labor que entraña un compromiso sin cortapisas ante nuestro Estado y su gente.”, no puede haber ninguna razón, incluidas las personales  y familiares, para que su decisión sea la de no aceptar el cargo conferido por voluntad popular.

Justamente la “honestidad y la congruencia” lo deben llevar a representar los intereses legítimos para los cuales fue elegido.

Debe replantear su decisión.

Le quedan cuatro días para pensarlo antes de presentar su formal decisión ante el Instituto Estatal Electoral.


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En los últimos tres años ha quedado demostrado: los dos políticos, Rafael y Fernando, representan dos estilos distintos, opuestos, del ejercicio de la política y del poder.

No hay duda, en los dos hay vocación, disciplina, esfuerzo, entrega. En uno hay soberbia. En otro hay sensibilidad.

Uno grita y manotea con ira y coraje, impone, logra sus objetivos; el otro firme, convence, negocia, sin aspavientos, consigue lo que intenta.

Los dos son personajes de una nueva generación de políticos. Moderna, innovadora, que intenta sepultar a los dinosaurios de la política, parásitos y vividores que poco aportan. Pero tienen estilos distintos.

Uno convence y dialoga. El otro impone y no escucha.

No cabe duda, Fernando Manzanilla hará falta en el Congreso local. Esa es la mala noticia.

La buena es que seguirá haciendo política. Aún con sus razones familiares y personales, que al final, lo sabemos, son políticas.

Pronto, muy pronto, estoy convencido, la cloaca se destapará.

Y sabremos las razones reales de la decisión de Fernando Manzanilla.

Por lo pronto, por su hechos lo conoceréis, ha dejado de manifiesto: “Somos diferentes”.

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