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A un año de haber entrado en funciones la Red Urbana de Transporte Articulado (RUTA), este transporte aún ; por ello, Poblanerías en línea decidió enviar una reportera para hacer el recorrido de la central de Tlaxcalancingo a la central de Chachapa, pasando por las 38 estaciones para conocer las vivencias que tienen los usuarios a diario.

El inicio: el martirio, las tarjetas

máquina de RUTA

A las 9:25 de la mañana del lunes, en la estación de Las Ánimas, era la primera vez que iba a usar este medio de transporte, verifiqué el saldo de la tarjeta y era insuficiente, así que fui a la máquina a recargarla.

Comencé a leer las instrucciones y me llevé la sorpresa de que las máquinas ¡no dan cambio! Entonces, decidí recargar 20 pesos pues sería suficiente para poder hacer el recorrido. Con incertidumbre, seguí las instrucciones y al final, la pantalla me dijo que ya tenía saldo.

Al dirigirme al sensor para poder pasar, leí de nuevo las instrucciones y puse mi tarjeta sobre éste. No sabía y nadie me dijo que no tenía que dejar más de un segundo la tarjeta. Quien utiliza RUTA diariamente, debe estar riéndose, pues resulta que si se deja más tiempo la tarjeta, el sensor absorbe todo el saldo disponible.

En la pantalla apareció de nuevo la leyenda: “saldo insuficiente” y fue entonces cuando se acercó a mí otro usuario y dijo:


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“No señorita, ¡ya le robó! Lo que pasa es que la dejó mucho tiempo, entonces le quita el saldo”.

-“¿Tengo que volver a recargar?”

sensor RUTADe pronto, se acercó un policía a ver qué pasaba; le explicamos lo que había sucedido y me preguntó por “el ticket”. Yo no tenía ticket y balbuceó: “seguramente ya no tiene rollo, pásele por aquí” y abrió la entrada para discapacitados.

En el paradero había cuatro señoras y les dije lo que pasó. Cuando mencioné: no pasé rápido la tarjeta , con un gesto que reflejaba pleno conocimiento del caso, resignación y consenso entre ellas, contestaron: Ah sí, te quita el saldo”.

El policía, que todavía no me abandonaba, me recomendó reportar en la central de Tlaxcalancingo pues allá resuelven”. Mientras tanto, el señor que en un principio me ayudó, comenzó a decir que esa es la mejor manera de robar mientras llegaba el autobús articulado, que me iniciaría en esta aventura.

Cinco minutos más tarde, llegué a la estación de Tlaxcalancingo. El reloj marcó las 9:41 de la mañana. Me dirigí con un policía a explicar lo que había pasado con la tarjeta y me envió con una de las cajeras.

La queja fue atendida por la empleada Edith González (sí, homónimo de la actriz). Requirió el ticket que la máquina debió darme; pero éste nunca existió, tecleó los números de la tarjeta en la computadora y me dijo que la recarga no estaba registrada.

El último registro que tengo es de 2013, pase mañana para ver si ya se ve reflejado el crédito y lo mejor es que cuando recargue lo haga directamente con cajeros, las máquinas a veces fallan”.

La odisea del trayecto

RUTA tlaxcalancingo

Las rampas que se habilitaron para poder subir hacia la estación, están bien pensadas para las personas que usan silla de ruedas. La pendiente es larga y muy horizontal, para facilitar el paso hacia el paradero.

El reloj marcó las nueve horas y 49 minutos. Volví a esperar para iniciar formalmente el recorrido. Las unidades llegaron al paradero y personal de limpieza subió para barrer. En tres minutos, nuestro transporte quedó listo para ser abordado.

En menos de un minuto, la unidad se llenó y avanzó. Este autobús estaba equipado con pantalla y en ella, luego de unos videos musicales, apareció “el comercial”: Rafael Moreno Valle promocionando su Tercer Informe de Gobierno.

Mientras el “spot” seguía en la pantalla, una calcomanía llamó mi atención: en las unidades va pegada una tarjeta que indica cuántos pasajeros deben ir de pie y cuántos pasajeros deben ir sentados; pero ésta iba en blanco. Había 40 asientos de la unidad articulada, y según las características, la capacidad es de 160 pasajeros, es decir, que 120 irán de pie.

parados en ruta

Veinte  minutos después de haber iniciado el recorrido, no dejaba de haber gente de pie y justo cuando estaba por llegar a la estación San Alejandro, un automóvil con la leyenda “Escuela de Manejo F1”, sin pena ni sobresalto, se pasó la luz roja e invadió el carril de RUTA, para desatar la ira del chofer, que fue desahogada con la clásica tonada de mentada de madre en el claxon.

Llegando a La China Poblana y la Diagonal, observé a las llamadas rutas alimentadoras transitar por el rumbo: ¡todas iban a tope!

Regresando a la pantalla que nos servía de entretenimiento, seguía en cada corte Moreno Valle, anunciando con orgullo la inversión de la planta AUDI en San José Chiapa y los usuarios seguían más interesados en el paisaje urbano que las ventanas brindaban.

El final de la travesía se acerca

A 40 minutos de recorridofaltaban 12 estaciones por recorrer. En la última parte del trayecto, solo existen los dos carriles del metrobús. Entonces, apareció la patrulla P-146 del municipio de Puebla para  invadir el carril contrario de RUTA y transitó de lo más normal.

En las últimas estaciones,  el ritmo fue en calma; los paraderos lucían más vacíos conforme avanzaba. Entrando a la estación 18 de noviembre, la gente fue descendiendo del vehículo articulado y para cuando pasamos del puente de Bosques, solo quedábamos tres personas.

Habían transcurrido 55 minutos cuando por fin llegamos a la última estación: Chachapa. Los últimos pasajeros bajaron en esta parada. No sabía si bajarme o continuar, pues la terminal estaba unos metros más adelante; al no indicarme lo contrario.

50 metros más adelante, ya en la terminal, solo venía abordo un policía de la seguridad privada que opera en RUTA, el chofer y yo. El reloj marcó 10:47 de la mañana y  la central de Chachapa lucía desolada, los únicos destellos de vida en el inmueble, los proporcionaba el checador y un vigilante, no más.

entrar a RUTA

Esperé a mis compañeros de trabajo por 20 minutos, puesto que  no iba a hacer el recorrido de regreso. En todo ese tiempo, solo dos personas abordaron RUTA, lo demás seguía con la misma monotonía. Son los límites del municipio de Amozoc y el metrobús –en horas no pico- tardó casi una hora en recorrer de oriente a poniente la ciudad de Puebla, contrario a los 40 minutos prometidos por el gobierno, a través de radiodifusoras, cuando se estrenó el servicio, exactamente un año atrás.

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