Como es del conocimiento público, la ONU le exigió ayer a El Vaticano retirar “inmediatamente” del sacerdocio a aquellos curas que han cometido abusos sexuales contra menores.  En el Informe sobre los Derechos del Niño, tal organización señala que “hasta ahora (El Vaticano) ha adoptado políticas y prácticas que han hecho que continúen  esos abusos contra decenas de miles de niños”.

En el que tal vez sea el golpe más duro recibido por la iglesia católica en los tiempos modernos, el Informe agrega que “(El Vaticano) debería entregar toda la información que tiene sobre sacerdotes pederastas a las autoridades civiles, para que de ese modo los responsables de haber abusado sexualmente de menores así como ‘quienes han encubierto sus crímenes’ puedan ser juzgados”.  Y agrega : “La Comisión está profundamente preocupada por el hecho de que la Santa Sede no haya reconocido la importancia de los crímenes cometidos, no haya adoptado medidas necesarias para gestionar los casos de abusos sexuales contra menores y proteger a los niños y haya adoptado políticas y prácticas que han llevado a la continuación de los abusos y a la impunidad de los culpables”, se afirma en el documento, que concluye asegurando que la Santa Sede incumple los derechos fundamentales del menor (Vid. El Mundo, 5 de enero de 2014).

El informe del Comité de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño se elaboró después de haber analizado la documentación presentada por el Vaticano respecto a los casos de abusos sexuales a menores cometidos por sacerdotes y de haber oído la intervención que el representante de la Santa Sede ante la ONU, el arzobispo Silvano Tomasi, llevó a cabo en enero pasado ante sus miembros. Aunque Tomasi admitió que hay sacerdotes que cometen abusos sexuales, trató de lavar la imagen de El Vaticano indicando que  también en otras profesiones  y en otros ámbitos hay pederastas. Tomasi añadió que en los últimos años la Santa Sede ha puesto en marcha políticas y procedimientos diseñados especialmente para tratar de eliminar esos abusos y para colaborar con las autoridades estatales en la lucha contra la pederastia. Pero, a juicio del Comité de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño esas políticas no son suficientes y El Vaticano aún no ha adoptado medidas importantes para evitar que se puedan volver a repetir los casos de pederastia y los sacerdotes culpables no están siendo juzgados.

Ahora bien, ¿qué relación tiene lo anterior con Puebla?  No hay que olvidar que el sacerdote poblano Nicolás Aguilar Rivera es uno de los tres casos de pederastia documentados en México y cuya relatoría fue entregada por 200 organizaciones de la sociedad civil  al Comité de Derechos del Niño de la Organización de las Naciones Unidas. A Nicolás Aguilar se le documentaron e iniciaron procesos penales en su contra en Tehuacán, de las cuales tuvo conocimiento el obispo Norberto Rivera, pero pese a ello no ha pisado la cárcel, destaca el informe “Pederastia Clerical de Mexicanos en México y en otros países 1944-2013″  (Vid. E-Consulta,  16 de diciembre de 2013. Nota de Gerardo Rojas González)

Nicolás Aguilar abusó de los niños cuando ejerció el sacerdocio en la Diócesis de Tehuacán, bajo la autoridad del obispo Norberto Rivera.  La iglesia lo protegió y fue enviado a Los Ángeles, EEUU, pero también en esta ciudad perpetró varios abusos (se señala que abusó de 30 niños), y estuvo a punto de ser aprehendido por las autoridades, pero de nuevo  la Arquidiócesis de México lo protegió y, tal como se temía, volvió a abusar de varios menores, sin que hasta el momento haya recibido castigo alguno.

Ha llegado la hora de que la Iglesia, a la luz del Informe de la ONU, decida poner punto final a la impunidad de pederastas como el citado Nicolás Aguilar.


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