México tiene el talento, los recursos y las ganas de innovar, pero los proyectos no logran prosperar debido a la falta de apoyo, la corrupción, el crimen organizado y la ineficiencia burocrática.
A pesar de todos los recursos naturales del país y todo el capital humano competitivo, el nivel de innovación no es lo que debería ser dado el tamaño de la economía.
Y es que el gasto público y privado de México en innovación es de 0.46% de su PIB, según los últimos datos recogidos por el Banco Mundial. Es poco más de lo que invierte Egipto (0.43%) y menos que Rumania (0.46%), Argentina (0.62%) y Marruecos (0.73%).
Una de las principales razones por la que no existe innovación en nuestro país es debido a que faltan las condiciones que incentivan a emprender a la iniciativa privada.
El sector privado representa 39% de la inversión en innovación del país, cuando la media de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) es de 67%, dice el informe “De hecho en México a creado en México”, que coordina Birtwistle. La mayor parte de la innovación recae en el sector público.
Además, las circunstancias para innovar no se dan. Los principales obstáculos del país para los negocios son la corrupción, el crimen organizado y la ineficiencia burocrática, dice el estudio sobre competitividad global del World Economic Forum, de 2013. Estos factores limitan su capacidad para emprender.
El ambiente no es favorable para la creación de nuevas empresas debido al exceso de papeleo.
En México queremos que nos lleven productos terminados y casi probados para apostarles y no queremos asumir el riesgo del fracaso y así no se puede motivar a los innovadores.
El país tiene uno de los niveles de penetración de capital privado más bajos del mundo. Y los fondos que hay son de corto plazo, y las grandes innovaciones no se logran en cinco años. Todo esto desalienta al talento nacional, que a menudo prefiere marcharse al extranjero.
La clave con México es que muchos de sus cerebros están en Estados Unidos.
No todo el panorama es negativo. Por un lado, estos emprendedores adaptan a la realidad nacional las grandes revoluciones que vienen, como el uso de los drones, la impresión 3D, la nanotecnología y la biotecnología. Pero también hay otro grupo que crea sus propias innovaciones.
Actualmente, muchos de estos nuevos empresarios dan sus primeros pasos con apuestas que podrían convertirse en grandes negocios, aunque no necesariamente lleguen a revolucionar los sectores en los que operan.
El potencial está ahí, México tiene empresas innovadoras y emprendedoras, grandes ideas. Hay que apostarle a la innovación y la competitividad para poder crecer según el tamaño de nuestra economía, este año debe ser el momento de México.