El Bullying, troleo, los selfies y toda clase de especímenes cibernéticos, se han convertido en la cotidianidad particularmente para “los políticos”, o lo que es más claro y directo, para sus community managers quienes son los verdaderos sparrings que sirven de contención, ante los cuestionamientos, críticas, opiniones y toda clase de manifestaciones que se hacen llegar a estos connotados personajes de la clase política nacional.

Social media es sin duda una columna dentro de las estrategias de comunicación que llegó para quedarse y evolucionar.

Si bien es cierto, que cada vez son más políticos los que están conscientes de tener presencia en un número mayor de redes sociales, también es una terrible realidad, que la presencia y manejo de contenidos en sus perfiles, se estanca y de alguna manera nos muestran que les cuesta trabajo evolucionar, no sólo cuando se trata de tecnología, sino cuando se trata de establecer una interacción directa con sus más férreos críticos: Los ciudadanos.

Está de más decir quién es el más bulleado, cuestionado y criticado en su cuenta de twitter. El Presidente Enrique Peña Nieto es el cliente número uno de los tan gustados memes mexicanos que han dado la vuelta al mundo, exhibiendo la picaresca nacional, y sí, también la falta de soporte y buen manejo de sus contenidos, pero sobre todo, se nota la ausencia de a interacción del perfil del mandatario con sus seguidores y detractores.

Hace unas semanas, Forbes México muy acertadamente señaló justo esta problemática que aqueja a la mayoría de los personajes de la política nacional, donde es muy fácil detectar en sus perfiles, la clonación de pequeñas jefaturas de prensa que suben comunicados, fotos e invitaciones.

La falta de sensibilización del manejo de contenidos, provoca efectos “fríos” con los receptores, quienes no se identifican con el personaje en cuestión. Es por ello, que muchos seguidores de estos personajes proceden a aplicarles el Bullying cibernético, cuyos costos son lamentables para la rentabilidad política que pretenden mantener estos figurines de arena.

Las rimbombantes cifras de seguidores cibernéticos que exhiben presidentes, gobernadores, diputados, senadores y lo que se acumule, resulta ser en la mayoría de los casos, el resultado de las estrategias de compra de seguidores, que habilitados como robots simulan esa plataforma de aceptación y posicionamiento que dista mucho de la realidad en el mundo de social media.

La evolución en los contenidos de las redes sociales se da una velocidad luz, donde la construcción de imagen, no sólo debe ir de la mano de los contenidos, ahora se suma el tercer elemento fundamental para el cierre de una pinza de posicionamiento cibernético: La interacción con los miembros de las comunidades, o lo que es lo mismo, seguidores, amigos y fans.

Son pocos los políticos que deciden entrar al manejo personal de sus perfiles y entrarle al debate con sus críticos más ácidos que provienen de la ciudadanía.

El acartonamiento sigue siendo uno de los sellos que erróneamente se sigue imprimiendo a las cuentas de personajes políticos en redes sociales. Urge re direccionar los nuevos contenidos y estrategias de comunicación, para “humanizar” las imágenes de quienes lideran gobiernos o están a cargo de responsabilidades cuyo desempeño obliga a un intercambio de ideas y comunicación directa con la ciudadanía.

Muy a pesar e independientemente de las filias o fobias, uno de los políticos que genera mucha antipatía como el senador Javier Lozano Alarcón es hoy por hoy uno de los que mejor manejo hace de su perfil particularmente en twitter.

A veces visceral y algunas ecuánime, Lozano Alarcón se ha convertido en referente del social media, por su sello muy particular a la hora de debatir con sus críticos y detractores.

No siempre tiene la mejor actitud o respuesta, sin embargo en el análisis fundamental de redes sociales, es de los pocos que teclea, responde, inventa hashtags y hasta calendario de Galván le apodan por sus santorales y efemérides.

Para quienes se han involucrado en política conviene hacerles entender que el community manager es un buen soporte para enriquecer sus contenidos. Sin embargo, el posicionamiento e interlocución depende de la habilidad de cada uno de ellos, para establecer la inminente comunicación “REAL” que hoy en día demanda tener la ciudadanía con sus gobernantes.

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