La flora y fauna también corren peligro de extinción y en el caso de la región del Popocatépetl hasta Cholula, son las plantas medicinales las que reportan una pérdida de hasta el 30 por ciento en los últimos siete años.

Además de las plantas medicinales, también plantas culinarias corren la misma suerte de perderse, por la falta de conocimiento de la población, informó Estela Hernández, coordinadora del Área de Vida Ecológica del Jardín Etnobotánico “Francisco Peláez R”, localizado en el municipio de San Andrés Cholula.

PLANTAS07En entrevista con Notimex, la bióloga aseguró lo anterior, conforme a los resultados de un estudio que el Centro de Investigación inició desde el 2006 y que abarca ocho comunidades, entre las que se encuentran Huejotzingo, Tonanzintla, Calpan, San pedro Cholula, San Andrés Cholula, Puebla capital y parte de zona de Valsequillo.

Por ese estudio se ha visto la diferencia de la pérdida de las plantas medicinales, de 300 especies que se han identificado se ha visto una disminución de hasta el 30 por ciento, plantas como arbustivas y arbóreas”, indicó.

Como ejemplo citó al tepozán (un árbol que llega a medir 13 metros de altura), y que a decir de la bióloga es, empleado para combatir el cáncer en la matriz. Una planta más es la conocida trompetilla, así como la higuerilla o el ocote.

El cosmos, dijo, era una planta que se localizaba en todo el Valle de Puebla y se utilizaba para lavar heridas, aunque la gente la ocupaba más como planta de ornato y ya se perdió en un 70 por ciento. Situación que también enfrenta el árnica y el marrubio, que antes se localizaban incluso a orilla de carretera y ahora ya no con tanta facilidad.

Estas plantas ya no existen o se están perdiendo, principalmente por el crecimiento urbano, desmedido y sin planeación. También porque las condiciones climáticas han cambiado, además que el ambiente ya no es tan fértil porque las técnicas de cultivo, como el uso de mucho químico, han afectado que las plantas que salían de manera natural ya no lo hagan”, expuso.

La cocina también ha perdido algunas plantas, como la chía, principalmente porque la población no sabe cómo usarla. Actualmente solo la conocen preparada en agua, pero existen cerca de 30 guisos diferentes desde tortas, salsas, tamales y otros platillos que los ancestros preparaban para su dieta diaria.


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Los alache, verdolaga, malva, quelites hoy no se sirven en las mesas de los poblanos, no saben cómo cocinarlas. Antes en esta temporada se consumía hasta 3 veces a la semana, pero hoy se deshierban los campos y se desaprovechan todas esas plantas y sus beneficios”, insistió.

En la región de las Cholulas (San Pedro y San Andrés) mencionó que el pirú, es un árbol muy común. Se trata de una pimienta roja que los ancestros empleaban para la elaboración de salsas y adobos, y hoy poca gente sabe que es una pimienta y cómo prepararla.

Antes, además de las plantas, también se comían las flores, como los pétalos de rosas o los claveles, pero la gente ahora cree que solo pueden servir como adorno, “es como tirar acelgas o espinacas por la gran cantidad de nutrientes y vitaminas que contienen las flores”.

Hoy nos estamos muriendo por problemas digestivos, problemas que podemos resolver con una buena dieta y consumiendo plantas medicinales que nos ayuden a reconstruir la flora para una buena limpieza intestinal”, dijo la investigadora que desde hace tres años elabora un libro sobre plantas medicinales de la región de Puebla.

Resaltó que se trata de una publicación, con imagen precisa de la planta y con una descripción completa con términos para el lector común y corriente lo comprenda, en el que se describen los beneficios de consumir las plantas.

Como ejemplo dijo que pocos saben que del sauce; una planta que se da en todo el centro de México, se obtiene el ácido acetilsalicílico que es para la elaboración de la aspirina a fin de eliminar dolores de cabeza; o como el caso de la amapola que antes se utilizaba para el dolor de muela o dolores musculares.

Ciertamente algunas plantas se han recuperado porque las empresas privadas que quieren obtener, a partir de la reproducción de las plantas silvestre, un producto medicinal o comestible, invierten para que se genere toda la producción.

Por otra parte, grupos de investigadores hacen lo propio con fines de recuperación de las plantas que existen o que se están perdiendo. Realizan programas para que se pueda volver a reintroducir esa planta a su hábitat natural, trabajo que lleva años o décadas, dependiendo del tipo de planta.

El trabajo desde el Jardín Etnobotánico de Cholula

07MAY2011-58En el Jardín Etnobotánico se busca recuperar la relación que existía entre los seres humanos con la naturaleza, hacer un uso consciente y medido de las plantas.

Los visitantes pueden encontrar una colección de plantas de más de 700 especies perennes, pero ya se han rebasado hasta las mil 200 sumando las plantas que salen por temporadas, desde plantas medicinales, culinarias que están como un libro abierto para que las conozcan en una extensión de 7 mil metros cuadrados.

La investigadora Estela Hernández señaló que actualmente en el Centro de Investigación del Jardín Etnobotánico se lleva a cabo un estudio para la recuperación de la trompetilla y tepozán, ahora están en el proceso de reproducción, y una vez que se tenga un resultado tratarán de reintroducirla a su hábitat en la comunidad de Calpan, un lugar menos perturbado y donde se tienen las posibilidades para que éstas se logren. Un trabajo que lleva ya dos años de investigación.

En el Jardín también se dedican a difundir el conocimiento de las plantas medicinales, generar educación ambiental y orientar para la elaboración de parcelas en sus propias casas.

Este jardín cuenta con la denominación de Centro de Educación Ambiental por parte de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) porque aquí se aplican aulas vivas, ya que todo el que lo visita puede tocar las plantas, olerlas y aprender a conservarlas y cultivarlas.

Respecto a la flora en peligro de extinción a nivel estatal, dijo que las cactáceas están en riesgo, pues se estima que de 10 cactáceas, ocho están en riesgo de perderse debido a los saqueos o por la comercialización.

Biósfera de Tehuacán y  las cactáceas

En la región de Tehuacán se localizan el 60 por ciento del total de las ca120813vidacotidianacajete07ctáceas de todo el país en la reserva de la biosfera que abarca prácticamente la mitad del territorio de Tehuacán, específicamente en la comunidad de San Juan Raya.

En tanto, en la Sierra Norte de Puebla existen varias especies arbóreas que están en peligro porque los habitantes prefieren ocupar esas tierras para el cultivo.

Este hecho lo confirmó Ricardo Guadarrama Luyando, subgerente de Producción y Productividad de la Conafor delegación Puebla, quien apuntó que en la Norma Oficial Mexicana 059 existe más de 8 mil especies en riesgo, alerta roja o en peligro de extinción, y muchas de esas se encuentran en el estado de Puebla.

En la lista podemos encontrar desde pequeñas hierbitas hasta árboles como el cedro rojo, el Pinus chiapensis que se ubica en la región de Teziutlán, así como una gran cantidad de cactáceas por su tipo de reproducción, por su lentitud, y por el cambio de uso de suelo que en su momento se dio y que pudo haberlas puesto en algún tipo de riesgo.

Aseguró que más que en peligro de extinción se encuentran en distintas categorías como raras, amenazadas, en extinción o sujetas a una atención especial.

En lo personal creo que la NOM muchas de las veces no necesariamente tiene todos los criterios suficientes y necesarios para incorporar o desincorporar, por ejemplo, en mi criterio muy personal para el caso de Puebla, el Pinus chiapensis y el cedro rojo no tenían por qué estar en la norma”, dijo.

Consideró que no están en peligro de extinción, “no veo que estén en riesgo, de hecho hay productores que se dedican a establecer plantaciones forestales comerciales”.

La contribución de la Conafor para la conservación de estas especies es la Estrategia de Incremento a la Producción y a la Productividad, el cual tiene como componente la salvaguarda.

Si bien voy a producir más en el mismo espacio, también voy a garantizar que a través de prácticas adecuadas de manejo forestal se conserven las especies más cerca e inclusive se incrementen sus poblaciones”, explicó.

Ambos entrevistados indicaron que al perder una especie se pierde toda una cadena, porque probablemente ésta se alimentaba de algo y alguien se alimentaba de ésta. Entran en dificultad los que eran comidos y los que se lo comieron. Además, cuando hay alguna extinción implica alguna plaga, aquel que se comía tal resulta que no hay.