Madrid.- El ganador del Premio Nobel de Literatura 2010, Mario Vargas Llosa, destacó hoy aquí que el pensamiento crítico hacia la cultura que ejerció Octavio Paz (1914-1998) contribuyó a “mantenerla viva y que se renovara”, y como muestra su libro “Las trampas de la fe”.
Al participar en el curso de verano “Cien años de Octavio Paz”, de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), el escritor peruano indicó que esa obra del literato mexicano sobre Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695) “es el libro de crítica literaria más rico en América Latina”.
En el curso coorganizado con la Cátedra Vargas Llosa y la revista “Letras Libres” en la localidad de San Lorenzo de El Escorial, a unos 60 kilómetros al noroeste de Madrid, el escritor precisó que en términos generales la crítica “fue para Paz siempre esencial no solo en lo político, sino en lo cultural”.
Siempre pensó que el pensamiento crítico era fundamental para mantener a la cultura viva y para que una actitud crítica frente a literatura se renovara y se mantuviera en consonancia con la evolución de la sociedad, las costumbres, y las ideas”.
“Creo que él no sólo como crítico político sino cultural y literario fue una figura fuera de lo común y ahí están sus ensayos deslumbrantes sobre escritores, movimientos de vanguardia. Una de las mejores obras en este sentido es ´Las Trampas de la fe´”.
Asimismo, el autor enfatizó que “no hay en América Latina un libro de crítica literaria tan rico que resucite una época en un fresco maravillosamente escrito” como ese libro publicado en 1982.
Ante estudiantes, académicos y conocedores de la poesía de Paz, sostuvo que esta obra está llena de prosa e información histórica que le permitió recrear la vida colonial en México y en las demás colonias españolas en América para describir el contexto de la poesía de Sor Juana Inés de la Cruz.
Leer sus ensayos es enriquecedor, y una muestra de cómo la crítica literaria puede ir más lejos que la simple explicación de sobre autor”.
Acompañado del secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle, Vargas Llosa recordó que leyó por primera vez a Paz en 1957 en Lima, Perú; posteriormente le gustó “Pierda de Sol”, y la amistad con él comenzó en los años 60 en París, Francia.
Refirió que se trata de un poeta e intelectual que escribió mucho de México, desde aspectos culturales, históricos, sociales, hasta políticos y cuya curiosidad desbordaba las fronteras, como en su momento lo hizo su maestro Alfonso Reyes (1889-1959).
Apuntó que le ayudaba tener conocimiento de otras lenguas, literatura de otros países, del mundo del pensamiento, la poesía, que estaba todo eso presente en sus ensayos.
Las generaciones posteriores aprendieron de esa curiosidad de Paz, a ver la literatura y cultura no como provincianas sino de manera universal, y esa combinación de interés por lo propio y enorme interés por lo foráneo caracterizan su obra”.
Asimismo, consideró que ello le acerca a uno de los filósofos que fue gran influencia en su obra, como José Ortega y Gasset (1883-1955).
En su oportunidad, Lassalle indicó que para su generación española la obra de Paz representó “una renovación estética de la percepción no solo del contacto con América Latina sino en general con el conjunto de cultura en español”.
Coincidió con Vargas Llosa en poner como gran filósofo español que tuvo en Paz un continuador “desde la poesía y el ensayo poetizado”, con el que además ayudó a muchos lectores españoles a descubrir qué había al otro lado del Atlántico.
Recordó que la obra de Paz comenzó a ser más conocida en la transición española, al ser un escritor rechazado por la dictadura franquista (1939-1975).
En ese momento descubrimos un portento estético como no lo había en el península ibérica, y con una obra como `El laberinto de la soledad´, que es una reflexión estática muy profunda que tampoco había en esos años en España”, agregó.