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Si bien los gustos musicales en México se dividen por edad, región, clase social y tipo de educación, el musicólogo Pável Granados considera que la banda y lo norteño, son géneros que dominan en la actualidad.

En los años 30, el ex presidente Lázaro Cárdenas apoyó el mariachi como un símbolo nacional. Después, en los 40, poco a poco llegó la música veracruzana y hubo un auge de la oaxaqueña y yucateca”.

“Pero los últimos que llegaron a la repartición o construcción de esta identidad nacional es la que hoy tiene muchísimo más importancia: la norteña y la banda sinaloense”, opinó el coordinador del catálogo de música popular mexicana de la Fonoteca Nacional.

Dichos géneros, apuntó el ensayista y escritor, se han descubierto y estudiado poco a poco en México.

La música norteña tiene ciertas peculiaridades que son difíciles de investigar, dijo. Sobre todo si se toma en cuenta que con el acordeón, instrumento del siglo XIX, se hicieron grabaciones en los años 20, pero su mayor auge inició en 1950 y hoy ha logrado un gran crecimiento pese a que era un tanto repudiada.

Granados indicó que recientes estudios arrojan que la banda sinaloense, representada por agrupaciones como El Recodo de Don Cruz Lizárraga o La Original Banda El Limón, tiene influencias europeas y en la actualidad, exponentes de la balada u otros géneros se sienten atraídos para elegir temas populares de banda y hacer nuevas versiones.

La frontera, consideró, “tiene una historia aparte que no ha llegado totalmente hacia nosotros, quizá los únicos serían Los Tigres del Norte, pero fuera de eso, yo diría que más bien los más presentes son los grupos norteños de Monterrey.

Es difícil definir qué tipo de música se escucha hoy, sobre todo porque es un medio tan cambiante y cada género es tan distinto de otro. Los gustos, efectivamente, se dividen por clases sociales, edades y sectores”.

Podría pensarse, apuntó, que la música de hoy tiene como fondo a la ranchera, “pero hasta cierto punto, se ha convertido en un cliché porque hay otros géneros más vivos que el mariachi”.


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Subrayó que existe un repertorio clásico que muchos mexicanos conocen y se saben, pero no se ha actualizado porque no hay compositores para el género.

Durante un tiempo y gracias a la radio, el bolero fue el mensajero amoroso de nuestra sociedad, pero empezó a cambiar en los años sesenta cuando estuvo acompañado por los gustos del rock y la balada que originalmente había sido rock lento”.

“Hubo una especie de confusión entre el bolero que venía de Cuba y el que fue cambiado por Los Panchos, pues se hizo un género un poco internacional y tomó elementos sobre todo de las Antillas, de la música norteamericana”.

Pável Granados, autor de los libros “XEW. 70 años en el aire” (Clío, 2000) y “Mi novia, la tristeza” (Océano, 2008) sobre Agustín Lara en conjunto con Guadalupe Loaeza, entre otros, señaló que la balada “es un género complementario, teatral e histriónico. Quizá declamatorio, como cuando vemos cantar a José José, pues es más explosivo frente al bolero”.

Se convirtió en el más popular de los años 80 y 90, y del que se nutren los artistas de hoy.

Bolero, el divorcio y la reconciliación

El bolero, por su parte, fue señalado como un tipo de música depresiva y la gente se divorció de él, pero artistas como Natalia Lafourcade lo han retomado con Agustín Lara, o Luis Miguel, a principios de los años 90.

Si Luis Miguel revivió el bolero es porque la gente lo necesitaba. Había quienes esperaban que esas canciones tuvieran una segunda vida. Lo mismo sucedió con Buena Vista Social Club, que su música comenzó a gustar en todo el mundo gracias al documental que hizo el director de cine Wim Wenders”.

Platicó que el rock en español o rock en tu idioma de la década de los ochenta buscaba recuperar el mundo de los pachuchos, de los ambientes nocturnos de la Ciudad de México, la primera vivencia de la juventud de los años 50.

Antes El Chopo fue un lugar de trueque, un lugar muy liberador que presentaba cosas muy desconocidas, con chavos tatuados y llenos de aretes, pero ahora es algo tan común en todos lados y por eso creo que la filosofía rockera de los ochentas se ha perdido”.

Hoy sería impensable, indicó, que alguien pueda recuperar la manera de cómo tocar el mambo y la música cubana.

Porque es algo que se perdió y todo lo que hay son recuperaciones y me llama la atención que sean tan insistentes, pues me he topado con artistas interesados en buscar repertorio de los años 40 y 50 para darles un nuevo giro”.

En ese sentido, mencionó que la nostalgia es un reino tan extraño, “porque al principio definías algunos temas como horribles, pero pasan los años y ya son parte de un recuerdo amorosísimo; incluso, uno se siente culpable de adorar cosas tan horribles”.

Opinó que Televisa y el afamado programa “Siempre en domingo” conducido por el desaparecido Raúl Velasco, llegaron a producir mucha música de poca calidad, pero que con el tiempo se convirtió en referente.

La nostalgia es toda una industria. En Estados Unidos es algo completamente establecido e institucionalizado. El jazz, los crooners, las baladas y tríos vocales tienen un mercado muy grande, mientras que en México no hay nada de eso, siempre tienes que estar buscando algo nuevo. Ahorita haces algo y pareciera que en cinco años otra vez te están descubriendo”.

angelesSalsa y cumbia, más allá de las clases

La salsa y la cumbia es punto y aparte, apuntó el coleccionista de más de 3 mil 500 discos para fonógrafos, pues cuando llegaron a México, todos se pusieron a bailar y sin distinción de clases. Sin embargo, considera que esto se fomenta más que el canto.

Granados analizó que el karaoke, por ejemplo, es una práctica muy extendida en el país, y lo que más se interpreta son las canciones rancheras y baladas de los 70, lo cual más que diversión, asegura, es una necesidad.

Los adolescentes y jóvenes de la actualidad, comentó, escuchan lo que la televisión y el Internet les dicta y que son cosas inmediatas, de moda.

Eso es fantasmal porque uno cree que todo es igual y entonces, dejas de ver muchas cosas regionales muy interesantes. Por ejemplo, vas a zonas de Zacatecas y Veracruz en donde se observan cosas muy particulares e interesantes que jamás verías a nivel global”.

Observó que, sobre todo, existe una primacía de la música extranjera.

Antes los mexicanos recibíamos ritmos extranjeros y los transformábamos. Si no éramos creadores de un repertorio propio, sí teníamos la capacidad de transformarlos. Ahora me gustaría saber que se hace de la visita de los artistas extranjeros y su oferta musical”.

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