En México las mujeres enfrentan obstáculos para acceder a los servicios de salud sexual y reproductiva, lo que deriva en altas tasas de mortalidad materna, embarazos en adolescentes y dificultades para acceder a servicios sanitarios.

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La investigadora del Instituto Nacional de Geriatría de la UNAM, Marcela Agudelo Botero, aseveró que lo anterior se debe a la carencia de una iniciativa articulada para subsanar iniquidades de género en salud, lo que dificulta la posibilidad de tener más impacto en el bienestar de las mujeres.

Agregó que a la situación de pobreza de la mayoría de ellas se suma la falta de tiempo y dinero para asistir a clínicas, centros u hospitales alejados de sus hogares, poca o nula información de claridad y barreras sociales, culturales e instituciones para recibir atención médica.

Parte del problema, expuso en un comunicado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), es que no existen recursos etiquetados para rubros específicos en el área, lo que restringe el seguimiento y la vigilancia de presupuestos estatales, además de que el incremento del gasto no se refleja en la mejora de los servicios.

En el marco del Seminario de Género y Salud de la Facultad de Medicina, la especialista explicó que la salud sexual y reproductiva alude al disfrute del cuerpo e implica el derecho a información clara y oportuna.


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Además, acceso a métodos anticonceptivos y a la atención médica durante el embarazo, parto, prevención y tratamiento de enfermedades venéreas; sin embargo, esta concepción no se ve reflejada en los servicios.

Por cuestiones presupuestales y de política pública, se limitan a la planificación familiar, al manejo de las adolescentes embarazadas como pacientes de alto riesgo, a la detección de Virus de Inmunodeficiencia Huamana (VIH) y padecimientos de transmisión sexual, entre otros.

Además, indicó que las grandes distancias entre los domicilios de las entrevistadas y los establecimientos de salud son un problema menor frente a las condiciones de vivienda, empleo precario y violencia familiar.

Debido a ello aseveró que las mujeres sin recursos son más vulnerables al deterioro de su estado de salud debido a la privación, dominación y exclusión que generalmente acompañan las carencias socioeconómicas.

A ello se suman las barreras socioculturales y que van desde los miedos y tabúes alrededor de la salud sexual y reproductiva, como el temor a ser revisadas por creencias y fundamentos morales, hasta la violencia física o psicológica.

Como resultado de ello, recordó que en 2011 se registraron 960 muertes maternas en el país, sobre todo en habitantes de zonas de alta marginación y adolescentes, agregó.