Nota del Editor: El siguiente artículo fue escrito por la maestra Ma. Guadalupe Chávez Ortiz, coordinadora de la Licenciatura en Psicología de la Universidad Iberoamericana Campus Puebla (Ibero Puebla).
Afrontar la pérdida de un ser querido no es fácil, por ello muchos temen hablar de la muerte. No estamos preparados para lidiar con el dolor que la partida de un ser querido nos deja.
En este proceso entran en juego muchos factores como la edad, las condiciones en que se presentó la muerte, el vínculo afectivo que se tiene con el feudo; incluso, la religión y cultura tienen un papel importante en la manera en que aprendemos a enfrentar las pérdidas.
No es lo mismo perder a un padre, que a una madre, a un esposo, o a un hijo; no se vivirá de igual forma ya que tiene que ver con el vínculo que se tiene con ese ser amado.
La partida nos priva no sólo de la presencia física, sino que también perdemos la posibilidad de mostrar nuestro amor, perdemos el vínculo de lo que somos con la presencia del otro, dejamos de ser el padre, la madre, el hijo.
Esto no significa que perdemos el amor por los seres queridos, sino que es un proceso donde el amor se reacomoda, se reencuentra, se canaliza y se reparte con otros.
Por eso, enfrentar la perdida requiere tiempo, requiere acompañamiento, cada persona lo vive de forma diferente, en lo que sí coinciden es en la presencia de llanto, enojo, incertidumbre, desesperanza, aislamiento e incluso depresión.
Recurrir a otros para superar la pérdida es importante ya que la red de apoyo es de gran utilidad para sostenernos emocionalmente, contar con amigos y familia en los momentos de vulnerabilidad es bueno ya que nos permite compartir el dolor.
Recordar a los seres amados en estas fechas es importante pues son espacios de reafirmación del amor por aquellos seres queridos que únicamente se nos adelantaron.
POB/GACC