Nota del Editor: El siguiente artículo fue escrito por Miryam Nava Cervantes, licenciada en Pedagogía y Preescolar, y maestra en Administración Educativa. Actualmente es catedrática de la Universidad IEU.
El presidente de la República, Enrique Peña Nieto, firmó el “Pacto por México” en el año 2012, uno de los acuerdos para la creación de una sociedad de derechos y libertades, en donde resalta la educación de calidad y equidad, además se daría una reforma legal en materia educativa, teniendo como objetivos la calidad en la enseñanza en el nivel básico, media superior y superior, así como incrementar la matrícula y recuperar la rectoría del estado mexicano en el sistema educativo nacional.
Dicha acción conllevó críticas, ya que ésta se supone tenía que ser en beneficio de los docentes y la sociedad; sin embargo, se tuvo más un toque administrativo y laboral, sustentado en la evaluación de los docentes, teniendo como consecuencia la jubilación anticipada de casi 27 mil trabajadores de educación básica, según datos de la Secretaría de Educación Pública (SEP, 2014).
Ante dicho escenario, se puede denotar que no del todo fue benéfica la reforma educativa, pues de lo contrario no se estarían dando tantas jubilaciones.
Pero por otro lado, hay que reflexionar sobre ¿cómo mejorar las condiciones reales de los docentes con el objetivo de impactar positivamente en la educación?
Para lograrlo, la Universidad Autónoma de México (UNAM) indica que es necesario diseñar y contar con un paquete de opciones de actualización para la superación de los docentes, centrado en la renovación curricular, para que no solo los docentes sean beneficiados en su desempeño frente a un grupo, sino la sociedad misma.
El objetivo es generar una transformación de manera incluyente, tomando en consideración la formación de personas para la vida, entre otros aspectos.
Sin embargo, también debemos reconocer que se pretenden lograr otros beneficios profesionales para los docentes y no solo personales, como por ejemplo, realizar una evaluación justa a los maestros con el fin de valorar sus capacidades, conocimientos y desempeño, con el objetivo de dignificar dicha profesión sin transgredir los derechos de los profesores y también mejorar la infraestructura física de los planteles, que es uno de los tópicos la Secretaría de Educación Pública (SEP), sin perder de vista que el docente tiene que estar preparado académicamente y profesionalizado, reconociendo el amor a su profesión.
A su vez, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) emitió en 2010 algunas recomendaciones para mejorar la educación en nuestro país, resaltando las siguientes: definir la enseñanza eficaz de un maestro; contar con los mejores aspirantes a profesores; fortalecer la formación y selección de los mismos; mejorar el desarrollo profesional; evaluar para mejorar y fortalecer la participación social; tener una estrategia educativa a largo plazo donde todos nos comprometamos.
La reflexión es que la educación es una corresponsabilidad social, donde cada uno tenemos que contribuir para ser mejores personas, mejores profesionistas y mejores ciudadanos para las futuras generaciones.