Nicolás Mendoza Villa, trabajaba como chofer del fallecido Arturo Hernández Cardona, líder de la Unidad Popular, en defensa de los campesinos de Guerrero y contrincante político de José Luis Abarca. Él ha sido es el único testigo que declaró contra el ex edil de Iguala y su vínculo con el narcotráfico, antes de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa, hecho que sienta precedente del crimen cometido con estos estudiantes.

ArturoDurante los hechos narrados, Nicolás Mendoza, comenta como el pasado 30 de mayo del 2013, él y su jefe Arturo Hernández, junto con seis miembros más de la Unidad Popular, conducían de regreso a sus casas, después de una manifestación contra el alcalde Abarca.

En la carretera fueron detenidos por un jeep, de donde bajaron hombres armados, que les ordenaron abandonar del auto, lanzaron disparos al aire y uno más en la pierna derecha de Arturo Hernández.

Los dirigieron a las afueras del Iguala, cuando llegaron al lugar se encontraron con otros secuestrados más. Ahí fueron víctimas de torturas, para las que utilizaron tubos de hierro y un látigo de alambre.

Dichos actos se prolongaron hasta el siguiente día, cuando mataron a tres de los secuestrados, de forma violenta, cortando la cabeza de uno de ellos. Mendoza Villa comenta que ese viernes, José Luis Abarca hizo su primera aparición por la tarde, y posteriormente en la madrugada.

Fue entonces cuando se acercó al líder de la Unidad Popular, le ofreció cerveza y lo cuestionó sobre los motivos por los que pintaban su ayuntamiento.


publicidad puebla
 

Los sicarios acercaron a Arturo Hernández a una de las fosas que habían excavado por la tarde, y fue ahí, cuando el ex alcalde, le apuntó en la mejilla izquierda, le disparó y una vez caído, volvió a jalar el gatillo del arma.

La fuerte lluvia que prevalecía en ese momento impidió el homicidio del resto de las víctimas. Sin embargo, la mañana siguiente, los secuestradores subieron a los detenidos a un Jeep, junto con los cadáveres de Hernández Cardona y Rafael Banderas, quien el día anterior había intentado huir, pero no lo consiguió.

El pueblo había empezado la búsqueda de estas personas, por lo que los criminales querían alejarse del lugar. Nicolás Mendoza recuerda como los dirigieron al basurero de Mescala. Ahí, Ángel Román Ramírez, otro de los secuestrados, intentó escapar en un descuido de los sicarios, pero no logro avanzar mucho, de modo que sus asesinos avanzaron para matarlo. 

El resto de las víctimas aprovechó para huir en ese momento, se metieron entre los árboles, y aunque escucharon disparos, nadie los siguió.

Dicho acontecimiento levantó una revuelta entre los habitantes del pueblo, incluyendo a los normalistas, que días después atacaron el Ayuntamiento de Iguala.

José Luis Abarca se mantuvo en la presidencia municipal hasta el pasado mes de septiembre, cuando ordenó el secuestro de los 43 estudiantes de la escuela normal “Raúl Isidro Burgos”.

El testimonio de Nicolás Mendoza Villa ha sido considerado para el proceso legal que enfrenta el ex presidente municipal de Iguala.

 

POB/BDH