Cada año, China invierte 100,000 millones de dólares (mdd) en promedio en todo el mundo y México ha hecho muy poco para captar parte de esos recursos, ya que en 42 años de relaciones diplomáticas, el gigante asiático sólo ha destinado 530 mdd al país.

Estoy convencido de que con las reformas estructurales y el reciente viaje del presidente Enrique Peña a ese país, se abre la oportunidad de mejorar esta tendencia.

Actualmente, las relaciones están en el mejor estado de la historia y deben explotarse. Debe verse a China como un socio complementario, México debe y tiene que diversificarse.

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Para los próximos años, el gigante asiático invertiría en México unos 9,500 mdd, cifra aún baja si se compara con la que ha invertido en Brasil (31,400 mdd en nueve años). Estados Unidos se mantiene como el destino favorito del dinero chino.

Tras la visita de Enrique Peña Nieto a China, se anunció la creación de un fondo binacional por 7,400 mdd. Adicionalmente, firmas de alta tecnología como Huawei dijeron que planean invertir 1,500 mdd en los próximos años; seguida por Risen Energy que destinará 600 mdd para una planta de energía solar. También llegará una unidad del banco Industrial and Commercial Bank of China.

El punto es que ante la deficitaria balanza comercial que México tiene con China, la clave de orientación es la inversión.

Es cierto que México está pasando por una situación complicada, lamentable, pero creo que estamos sentando bases sólidas desde el punto de vista económico y financiero. La relación estaba basada en lo comercial, en un contexto nada favorable para México, pues la relación importaciones/exportaciones es de 10 a 1.

El gobierno mexicano debe establecer vínculos adecuados para dar certeza a las inversiones nacionales y extranjeras, y de esta manera captar mayores recursos que se reflejen en la economía real.

China seguirá con su estrategia de exportar capital y financiamiento, algo que México debe aprovechar.

China pasó de la manufactura a la mente-factura. Primero con la acumulación de capital de ahorro y sobre todo -el punto clave que a México le ha faltado- la transferencia de tecnología para hacer que el que antes era un obrero ahora tenga los conocimientos para no solo tener un mejor empleo, sino para generar su propia dinámica laboral, es decir el autoempleo o la creación de nuevos empleos.

México debe aprovechar el potencial de China, la reforma energética es clave para ello.

 

POB/GACC