La caída en los precios internacionales del petróleo es más seria de lo que parece para México, pues si bien los recursos del Gobierno federal están garantizados por un año, en 2016 habrá una fuerte presión para las finanzas públicas.

Los problemas comenzarían en la segunda mitad de 2015, cuando el Ejecutivo y el Congreso definan el presupuesto para el ejercicio posterior. Entre las opciones se contemplarían ajustar el gasto público, aumentar los impuestos o contratar más deuda.

De persistir la caída en los precios del petróleo, el Gobierno va a tener que hacer un ajuste significativo en su gasto o en las fuentes de ingresos. Durante cuatro años el precio promedio del petróleo superó los 70 dólares y el gasto se rediseñó con esto.

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Y es que la mezcla mexicana puede finalizar este 2014 por debajo de los 60 dólares por barril, muy lejos del precio promedio esperado por los legisladores para 2015 de 79 dólares.

El precio bajo le mete mucha presión a las finanzas públicas. El Gobierno tendría que disminuir el gasto para compensar la caída en los ingresos y eso le va a poner presión al déficit público. Lo primero sería disminuir el gasto de inversión. Ahora, si la economía consigue acelerarse, permitirá obtener mayores ingresos por impuestos relacionados con el crecimiento, como el IVA o el ISR, y en la medida en la que aumente esta fuente de recursos podrá depender menos de los ingresos petroleros.

En 2016, los bajos precios del petróleo obligarán al Gobierno a disminuir o en su caso eficientar el gasto, contratar más deuda o revisar el esquema fiscal actual. No es algo que se pueda ajustar fácilmente. Tendrá que empezar a elegir en dónde hacer recortes al gasto y lo primero que correría riesgo es el gasto en inversión que iría en contra del Plan Nacional de Infraestructura. Y por si fuera poco se abre la posibilidad de que quiera incrementar el déficit en 2016.

Otra implicación sería el retraso de proyectos de inversión derivados de la reforma energética, en especial los de aguas ultra profundas, cuyos costos de producción oscilan en 70 dólares por barril, por lo que los inversionistas tendrán que concentrarse en los más rentables como la extracción de crudo pesado y campos maduros, con costos de aproximadamente 20 dólares.

Si los precios no suben como antes todo estaría definido en los costos de la recuperación de las empresas, lo peor que le puede pasar al Gobierno es que el precio se quede igual y que las reformas no cumplan las expectativas de inversión.

El Gobierno Federal deberá realizar un análisis exhaustivo para reestructurar el gasto e impulsar el crecimiento económico, aunque si la reforma energética consigue atraer inversiones esto ayudará a compensar a los ingresos petroleros.

La depreciación no ha sido aislada para el peso, ya que ha pasado lo mismo para otras divisas de economía dependientes del petróleo como el real brasileño, el rublo, la corona noruega e incluso el dólar canadiense y es que la caída del crudo genera dudas para las finanzas públicas, aunado a que proyectos derivados de la reforma energética se retrasen por su baja rentabilidad.

El peso mexicano se ha visto afectado en las últimas jornadas por el descenso en los precios del petróleo y analistas estiman que la moneda puede perder más terreno por los indicadores económicos de Estados Unidos y los anuncios de política monetaria del Banco Central Europeo y el Banco de México.

Estimo que para 2014 el dólar interbancario cerraría ligeramente por encima de los 14 pesos. El 2015 se espera que siga siendo, inclusive con mayor fuerza, el año del dólar.

Me tomo unas, no sé si merecidas pero si necesarias vacaciones y estoy de regreso el 7 de enero, les deseo lo mejor para estas fiestas, previsión e inversión son las claves para iniciar con el pie derecho este 2015, que no apunta para nada fácil y si se endeudó comprando en el buen fin, asuma su responsabilidad y deje de criticar al gobierno.

@felipealave

 

POB/GACC