Junto con el control remoto de la tele son los artefactos que con mayor facilidad extraviamos y que difícilmente hayamos a la brevedad. Al control de la tele se le encuentra normalmente sumergido en las profundidades del sillón de la sala, en el cuarto de los niños babeado, raspado y sin botones junto a un maltrecho muñeco de Buzz Lightyear.
Las indispensables y necesarias llaves del coche corren con la suerte de quedarse pegadas en la puerta del compacto o incluso para inteligencia suprema del dueño, adentro del mismo. Se crearon para dos cosas: 1. Encender el automóvil y 2. Extraviarse al menor intento.
El autonombrado “Más Grande” del futbol mexicano experimenta en carne propia el extravío, al menos momentáneo, de las llaves de su lujoso y caro Ferrari. El nuevo conductor del elitista vehículo lleva ya dos semanas sin dar con el llavero.
En el primer arrancón callejero ante León, comenzó en 150 km/hr, bajó revoluciones y el bólido panza verde le dio alcance en un santiamén, volvió a pisar el acelerador y finalmente se llevó los primeros puntos del circuito azteca. Hizo fiesta en la casa con los nuevos copilotos de apellido: Quintero, Benedetto, Pellerano y Samudio y ahí fue donde después de tanto confeti el conductor designado Matosas perdió de vista las llaves hasta este momento.
Sin llaves no hay paraíso, por lo que para la segunda fecha del semestre en el circuito fronterizo de Tijuana tuvieron que rentar un compacto de marca norteamericana. A pesar del conductor designado y de los famosos copilotos, al de casa, “Xolo” le bastó un arranque para llevarse la carrera y dejar en el camino a Oribe Peralta y compañía que de paso no pudo ni con penalización a favor emparejar el trayecto en la segunda vuelta.
Para la tercer carrera en el circuito azteca igualmente tuvieron que alquilar pero ahora un modelo “chilango”. Lo afinaron, balancearon, enceraron, tanque lleno y nomás no pudieron ganarle al coche “camotero” que traía entre sus pasajeros al hijo pródigo del coloso de Santa Úrsula, al gran Cuauhtémoc Blanco. Lo mejor de la tarde la ovación y reconocimiento al “Temo” porque del Ferrari amarillo, ni sus luces.
¿Espectacularidad en pañales de Matosas o la efectividad de Mohamed, qué prefiere el americanismo? ¿El América calculador del “turco” o el América suicida con cuatro defensas, un medio y cinco delanteros de Matosas?
El América de Matosas sigue buscando al “gallo” Vázquez, Luis Montes y “Gullit” Peña de su bicampeón León en tipos como: Pellerano, Rubens Sambueza y Darwin Quintero. Sigue buscando el equilibrio en la media con Pellerano como único contención o acompañado por Osvaldo Martínez quitando a un ofensivo. Sigue buscando a un Rafa Márquez en Paolo Goltz y Pablo Aguilar que no tienen ese rol de liderazgo.
Falla Peralta, crea opciones Quintero, no encuentra el arco Benedetto, tira y tira Arroyo, Sambueza fabrica pero no concretan. Al América le falta más contundencia de cara al gol que solvencia defensiva. Tres jornadas apenas pero ya acumulan más de doscientos minutos sin anotar gol, cuando este equipo está diseñado para eso, golear al que esté enfrente.
Extraviadas, perdidas, olvidadas y hasta traspapeladas. No aparecen las llaves de Matosas. Esas llaves que enciendan el motor y dinamiten un automóvil diseñado única y exclusivamente para arrasar y arrollar a quien se ponga en su camino, pero que de momento y tras tres jornadas disputadas no dan pista de su paradero…por lo que en Coapa se siguen preguntando ¿Dónde están las llaves del Ferrari Amarillo?
@tonysanchezcam
POB/GACC