Decir que Rubén Sarabia Sánchez, Simitrio, o su hijo, Rubén Sarabia Amador, son “dirigentes socialeses – por decir lo menos- “orinarse fuera de la bacinica”, como se mofaban los antiguos cuando alguien estaba totalmente equivocado en sus conceptos.

¿Qué tienen en común Simitrio y su junior Rubén con verdaderos líderes sociales, como Lydia Cacho, Alejandro Martí o Javier Sicilia?…absolutamente nada.

Veamos: Javier Sicilia y Alejandro Martí emprendieron una verdadera cruzada, una lucha social por denunciar la inseguridad y corrupción policial que les quitó un hijo a cada uno y que, hasta ahora, persiste y se recrudece a nivel federal.

¿Y qué decir de Lyda Cacho?, quien lleva años denunciando las redes de corrupción, pederastia y explotación sexual en la que están involucrados, de una manera u otra, personajes políticos tan impunes y defenestrados como el “Góber Precioso”, Mario Marín Torres, de ingrata memoria para los poblanos.

Por ello, da risa y pena ajena cuando ¿el perredista? Jorge Méndez Spínola o Ricardo Jiménez Ávila, promotor de una supuesta ONG a la que llama Movimiento por la Alternativa Social, lloran, se tiran al piso y arman rabietas porque las procuradurías de Justicia de Puebla y el DF detuvieron a los dos Simitrios, quienes arrastran varias acusaciones de narcomenudeo.

Simitrio y su hijo, vividores del sistema y de la amenaza política

En su delirio por defender a los “simitrios”, con su clara intención de pegarle a un gobierno estatal que no los ha beneficiado con  prebendas políticas o económicas, Jorge Méndez Spínola y Jiménez Ávila se olvidan que Rubén Sarabia Sánchez viven –si no del narco– sí de lucrar con el ambulantismo, con los mercados públicos y de lanzar amenazas a los respectivos ayuntamientos.


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Ninguno de los simitrios ha luchado, nunca, por algo que no sean sus propios bolsillos, debido a que siempre que se movilizan o que tratar de usar a la prensa para atacar a un gobierno estatal o municipal, lo hacen para que se les cedan más espacios en mercados o para obtener algún otro beneficio de ellos.

Hoy, Méndez Spínola sigue el ejemplo de su correligionaria Roxana Luna y se lanza duro contra todo lo que haga o proponga la gestión de Rafael Moreno Valle, pero se le olvida que él y su familia se beneficiaron directamente de que el actual gobernador haya echado al PRI de Casa Puebla, debido a que el hijo de Jorge, David Méndez Márquez, fue regidor en el anterior ayuntamiento de Puebla gracias a la alianza PAN-PRD encabezada por el mandatario estatal.

No sobra recordar que Jorge Méndez NUNCA criticó al gobierno de Puebla o al ayuntamiento cuando su hijo cobraba de las arcas municipales. Además, él y Ricardo Jiménez Ávila JAMÁS salieron a defender a una verdadera luchadora social, Lydia Cacho, cuando el “góber precioso”, Mario Marín, torció la ley y las instituciones de Puebla para detenerla y atacarla sexualmente, solo por denunciar a Kamel Nacif como defensor del pederasta confeso, Jean Succar Kury.

Por entes como Jorge Méndez y Ricardo Jiménez es que se explica el por qué la presunta izquierda poblana arrastra un severo desprestigio social, que la ha tenido – y la tiene todavía – fuera de las preferencias políticas de la gran mayoría de poblanos.

Facultad de derecho de la BUAP, en evolución

El rector de la BUAP, Alfonso Esparza Ortiz, demuestra en cada acción y/o decisión que su única prioridad es la institución, los estudiantes  y el necesario desarrollo académico, como lo corroboró al realizar varios movimientos en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, mediante el consenso con los sectores de la institución.

Durante años, la facultad de Derecho de la BUAP fue vista –en el mejor de los casos– como una especie de isla y –en el más extremo– como un contrapeso de la administración central. Esto generó grillas, atrasos y severos problemas administrativos y académicos en dicho sector universitario.

Y esta separación de la facultad de Derecho y Ciencias Sociales con el resto de la universidad afectó, principalmente, a los alumnos, ya que rectores anteriores a Esparza Ortiz pusieron en 2do plano la calidad académica de esta unidad y se conformaron con que ésta no les generara problemas.

Hoy, mediante el consenso y el convencimiento a los diversos grupos que conforman esta escuela, Esparza Ortiz da pasos firmes, directos y certeros hacia el mejoramiento de la calidad académica de la facultad de Derecho y Ciencias Sociales. Desde luego que todo ello beneficiará a la BUAP, a Puebla y, sobre todo, a los mismos estudiantes y maestros, ya que siempre es benéfico el egresar o impartir clases en una institución con prestigio social y educativo.

Con decisiones y acciones como la de este domingo, el rector reitera –con hechos– que su prioridad es la calidad académica de la universidad y de todas sus facultades. Además, los movimientos se dieron con la aceptación de la comunidad, lo que demuestra la habilidad política y capacidad de diálogo y consenso que predominan en la administración central de la BUAP.

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POB/GACC