Hay varias razones para que el gobernante cometa los errores que vulneran su fama pública. Detallo diez:

  1. Ignorar la historia del estado que gobierna.
  2. Menospreciar a los ciudadanos.
  3. Cerrar los ojos para no ver la realidad social que le rodea.
  4. Permitir que sus colaboradores se corrompan.
  5. Decir mentiras o verdades a medias.
  6. Suponer que los gobernados son pendejos.
  7. Despreciar las tradiciones de su entidad.
  8. Atentar contra la libertad de expresión.
  9. Tratar de manipular a los jóvenes.
  10. Vulnerar la autonomía universitaria.

Mandatario que cae en cualesquiera de ellas corre el riesgo de —en el mejor de los casos— pasar a la historia como un funcionario chambón, pollino, tonto, arbitrario, mentecato, atrabiliario y demás expresiones peyorativas, si es que antes no cayó en prisión o se convirtió en prófugo o pasó a formar parte de la impunidad concertada con sus pares tan o más corruptos que él.

Encabezo pues estas diez razones con el tema de la historia ya que su desconocimiento suele ser la principal característica de los políticos que ven los libros como si fuesen quijadas de alguna bestia salvaje deseosa de destrozar a los pendejos.

Intento promocionar para vender el libro La Puebla variopinta, conspiración del poder en cuyo contenido muestro al lector cómo los hechos pasados se repiten en el presente debido, entre otras cosas, al valemadrismo de los gobernantes que por ígnaros cometen los mismos errores de quienes antes gobernaron Puebla. Si le interesa la obra pídamela al correo o llame a mi celular, datos que aparecen al final de esta entrega. Será de los primeros en tenerla antes de que ocurra la tradicional presentación.

Mientras y para que se animen les comparto algunas líneas (Pp 280–281):

Es difícil predecir lo que pasará con la Universidad poblana. Lo único seguro es que el gobierno (el que sea) nunca más volverá a meter mano tal y como ocurría en el pasado remoto. Baso este mi aserto en lo que dijo Carlos Fuentes (doctor Honoris Causa de la BUAP, precisamente) en el penúltimo de sus mensajes en Twitter, escrito poco antes de que cambiara de dimensión:


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Serán los jóvenes quienes tengan que enmendar los errores de nuestras generaciones… cuentan con una gran tecnología para hacerlo”. Agrego a las palabras de Fuentes, que esta generación tiene, además, el gen antigobiernista que suele fortalecerse cuando algún mandatario intenta imponerles su voluntad.

Cuando en el 2010 inició la campaña que propició la alternancia de gobierno, Enrique Agüera Ibáñez y Rafael Moreno Valle Rosas llegaron a un conveniente acuerdo en beneficio de las instituciones, pacto que no cabe en la definición de eufemismo pero sí en la de pragmatismo.

Aprovecho la referencia para agregar:

Ha sido la costumbre que los gobernantes consideren obligación política el manejo “científico-electoral” (aumento la colección de eufemismos) diseñado para ganar elecciones. No importa que ello sea un atentado contra la buena fe del pueblo o incluso que se corra el riesgo de una protesta popular. Lo primario es triunfar en las urnas para conservar el poder.

Lo que sigue suele parecerse a lo que el obispo Juan de Palafox y Mendoza llamó asalto, manipulación e impugnación de las leyes. De ello podría dar fe Agüera en cuya vida pública se atravesó el pragmatismo morenovallista, mismo que no ponderó en su debida dimensión.

Por este “pequeño detalle” dejó la Universidad y enfrenó al poder político de Rafael iii y, obvio, a la estructura electoral que incluyó varios partidos, unos inventados o coyunturales, y alguno más alquilado por el gobierno poblano empeñado en ganar la alcaldía de la capital.

El adversario de Agüera rompió la ortodoxia política y transgredió el estatuto electoral valiéndose de las ficciones jurídicas preparadas para violentar el derecho sin caer en el ilícito: José Antonio Gali Fayad fue promovido en exceso y de manera anticipada a pesar de ser servidor público, el políticamente más apapachado por el gobierno estatal.

El libro en comento tiene 400 páginas y su contenido está formado con una interesante cosecha de hechos; historias que fueron concatenándose hasta llegar a nuestros días. Se trata de referencias inéditas unas, y otras perdidas en la vorágine política. Concluyo esta mi promoción con lo que dice la contraportada:

La maquinación política aquí bosquejada, podría consolidarse en el 2018 como la estrategia donde el ciudadano se convirtió en un simple objeto electoral estadístico debido, entre otras razones, al surgimiento del Despotismo famoso en el siglo XVIII, en esta época poco ilustrado.

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POB/BDH