150409HoracioAguilar04La música no es realmente apreciada en México y las autoridades no se han preocupado por fomentar una cultura al respecto, aunque se trata de un arte con “poder para motivar o destruir”, sostiene Horacio Aguilar Rojas.

Docente, arreglista y guitarrista por casi 20 años, lamenta durante una entrevista con Poblanerías en línea, que la Secretaría de Educación Pública (SEP) solo considere la música como un taller de una hora a la semana, en escuelas secundarias.

Mientras tanto, los niños de Estados Unidos y Cuba toman lecciones formales todos los días e incluso, aprenden a cantar su himno nacional a detalle.

Esa situación ha derivado en que la gente tenga en poco esta disciplina y opte por la música comercial, en vez de detenerse a apreciar otro tipo de propuestas.

Antes, escuchaba mucho de “Puebla, ciudad musical” y había conciertos en teatros… Con el tiempo, vino algo llamado música comercial, que no estoy en contra; pero parece que al mexicano le gusta mucho más la música comercial y comprar eso”.

“Entonces, los teatros se fueron vaciando. Tú vas a un concierto de jazz, van a entrar pocos; pero si viene un artista comercial, sólo por vender, van a llegar muchos”.

Músico a los 27

Horacio Aguilar supo que se dedicaría a la música hasta los 27 años de edad, cuando pisó por primera vez la Escuela de Música de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).

Aunque había engañado a sus padres por 10 años, diciendo que estudiaba la preparatoria y una carrera universitaria, recibió el apoyo que necesitaba y solo tuvo una consigna: ser el mejor.


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Mis papás me apoyaron; pero me dijeron: sé bueno. Yo creo que tenían la idea de que el músico, en México, no es bien remunerado. Es muy difícil y quien quiera vivir de eso, debe ser bueno”.

Asistió como oyente a las clases de solfeo durante un año. Después, aprendió a tocar y a leer partituras; pero encontró su verdadera pasión en la escritura de arreglos y orquestaciones.

Con eso ganó sus primeros pesos como músico, para ayudar económicamente en casa.

El sufrimiento de los músicos

Con el tiempo, Horacio se integró a cuatro grupos de música versátil y aunque el dinero comenzó a llegar en cantidades considerables, supo que los músicos también sufren.

150409HoracioAguilar07Las conversaciones entre sus compañeros normalmente giraban en torno al alcohol, las infidelidades, las drogas y los problemas intrafamiliares (ya fuera con las parejas o con los padres).

Además, pasaban horas de pie, con sed, desvelos y aguantaban malos tratos por parte de los responsables de los salones de fiestas, sobre todo donde no se les permitía bajar de las plataformas y se les obligaba a entrar y salir por las puertas traseras.

También aprendió a soportar las rechiflas de los asistentes a las fiestas cuando alguien se equivocaba y a entender que en los momentos de la sobremesa, los músicos son prácticamente ignorados.

Por si fuera poco, las jornadas de trabajo se intensificaban exponencialmente en las temporadas de julio y diciembre, a causa de las graduaciones y las fiestas de fin de año.

En promedio, cada mes, tocaba en seis a ocho eventos; pero en junio eran de 15 a 20 eventos y en diciembre, de 20 a 25… Era demasiado trabajo, era muy pesado y tenía que fletarme”.

¿Qué era lo más difícil con estas cargas de trabajo?

“Lo más difícil cuando hay mucha carga, es la concentración. Había eventos donde nos pedían estar de pie cinco horas corridas y es cansado. Vas perdiendo la concentración. Además, tienes sed y no puedes tomar nada”.

¿Dónde está tu pasión?

150409HoracioAguilar03Al hacer una retrospectiva, Horacio ha entendido las palabras de sus padres: para sobresalir, se debe ser el mejor y para ello, una persona debe dedicarse, tener talento y pasión.

A lo largo de su carrera, ha conocido a abogados que tienen su corazón puesto en la música y disfrutan más en una plataforma, tocando un instrumento, que en los juzgados que visitan cotidianamente.

Por otro lado, ha visto a sus colegas más interesados en obtener dinero o en ser artistas que en tomar en serio la educación musical y trascender a partir de los muchachos con los que conviven.

Esto último, la falta de difusión de la disciplina y la falta de apoyo familiar han limitado en las oportunidades de desarrollo para músicos jóvenes, aun cuando las escuelas de música en el estado, han hecho esfuerzos importantes por traer a buenos instructores.

Al preguntar sobre los mitos que envuelven la vida de los músicos, Horacio reflexiona en dos: que no se puede vivir de la música y que los músicos saben de todo, por el hecho de haber estudiado música.

Escucha la entrevista con Horacio Aguilar Rojas

 

POB/GACC