La tragedia de la deuda griega sigue ocasionando dolores de cabeza a los mercados financieros del mundo por el estancamiento de las negociaciones entre el país helénico y el Fondo Monetario Internacional (FMI) para evitar que caiga en una moratoria de pagos a cambio de una serie de reformas estructurales.
Grecia enfrenta una deuda de 1,500 millones de euros (mde) tan solo con el FMI, de los que debe pagar 300 mde a más tardar al cierre de junio, sin embargo, el país se queda sin recursos y sus acreedores todavía no acuerdan con el Gobierno de Alexis Tsipras un paquete de reformas para aceptar una prórroga.
México no está exento de la volatilidad en los mercados por la crisis helénica, la situación de Grecia se suma a la incertidumbre por la Fed que ha generado pérdidas y movimientos erráticos en los mercados financieros, tan solo la semana pasada el dólar spot llegó a los 15.7140 pesos, el peor nivel de su historia para la moneda mexicana.
Parece que han entrado (Grecia y sus acreedores) en un juego perverso en el que ninguno de los dos quiere ceder para llegar a un acuerdo y sumado a la Fed se puede ver mayor presión sobre el tipo de cambio spot que puede llegar otra vez a niveles de 15.70 pesos por dólar.
Grecia con 11 millones de habitantes y una deuda de 379,000 millones de dólares (mdd) sigue causando inquietud. Se creé que no abandonará el euro aunque la turbulencia pueda aumentar para fines de este mes cuando enfrentará vencimientos de su programa de rescate.
La aversión al riesgo que aumenta con la situación griega solo genera que los inversionistas busquen activos considerados como refugios más seguros, como el dólar o la deuda estadounidense. Lo primero que hace un inversionista es irse a activos más seguros. La situación no es fácil y que Grecia salga de esta crisis es muy complicado.
De acuerdo con analistas, la posibilidad de que Grecia caiga en impago sienta un precedente muy peligroso para Europa, en particular para los países que aún presentan problemas de deuda como Italia o Irlanda.
En un reporte, Credit Suisse advierte riesgos de un desenlace desordenado ante la pérdida de la confianza entre los socios europeos. Los especialistas esperan un aumento de la volatilidad en los siguientes días, sin embargo, confían en que en el mediano plazo Grecia y sus acreedores consigan un acuerdo.
La posible salida de Grecia de la zona euro no solo provocaría una mayor volatilidad y aversión al riesgo en los mercados financieros, pues los efectos terminarían por traducirse en una tragedia para la economía helénica y sus ciudadanos, por lo menos en el corto plazo.
La economía griega no ha mostrado señales de recuperación, ya que está en recesión y la tasa de desempleo se ubicó en 25.4% en febrero pasado, según las cifras más recientes.
Con la salida, el país helénico tendría que regresar a su moneda original, el dracma, algo que pondría en aprietos al Banco Central del país. Si tienen que salir la moneda se va a depreciar . Sería como lo que pasó en México en 1995 o en Argentina en 2002. El problema va a ser si el Gobierno tiene la capacidad de proveer en un corto tiempo esa moneda.
En un escenario de salida, la situación sería muy parecida a la de Argentina, en donde se comenzó con controles de depósito y en ausencia de un plan de apoyo internacional se deterioró muy rápidamente el entorno, con controles más estrictos y una conversión de moneda forzosa, seguido por numerosas restricciones para defender el nuevo sistema de tipo de cambio.
Para la zona euro y la Unión Europea el riesgo económico de la salida de Grecia es limitado dado que el país helénico representa apenas 1.9% de la economía de la región.
Para Grecia, en el largo plazo, la situación incluso podría ser benéfica ya que desaparecería la incertidumbre y el Gobierno podría instrumentar libremente políticas económicas para enfrentar una crisis que hasta ahora están sujetas a la Unión Europea.
El país podría instrumentar medidas tradicionales para enfrentar una crisis, como la depreciación de su moneda, lo que le daría una mayor competitividad a sus exportaciones, así como la utilización de una propia política fiscal y monetaria.
POB/BDH