El sistema financiero estadounidense está en riesgo. Ese es el mensaje del Fondo Monetario Internacional (FMI): cree que Estados Unidos es más seguro hoy que antes de la crisis financiera. Sin embargo, en los últimos años han surgido nuevas amenazas (como grandes bancos que se han vuelto aún más grandes) y los esfuerzos encaminados a salvaguardar el sistema no han concluido.
El FMI es crítico con el país: El mes pasado, Christine Lagarde, titular del FMI, dijo que la Reserva Federal debería esperar hasta 2016 para aumentar las tasas, y luego el organismo recomendó que el Banco Central estadounidense dejara a un lado su “diagrama de puntos”. Pero la advertencia representa una radiografía más amplia sobre los riesgos que causaron la crisis financiera de 2008 y los que podrían causar la siguiente.
Han surgido nuevas vulnerabilidades, en parte como respuesta a la continua búsqueda de rendimiento.
Una preocupación clave es qué tanto han crecido los grandes bancos de Wall Street. Dos ejemplos claros son JPMorgan Chase y Wells Fargo, ambos han acumulado enormes cantidades de activos después de absorber a rivales que colapsaron durante la crisis.
“Los bancos grandes e interconectados dominan el sistema aún más que antes”, advierte el FMI. También hay preocupaciones en torno la industria bancaria en la sombra.
Estas entidades, que son fondos de cobertura, gestores de activos y aseguradoras, ahora representan más del 70% de los activos y contribuyen al riesgo sistémico.
Entre tanto, las tasas de interés extremadamente bajas han alentado a los inversores a hacer apuestas cada vez más arriesgadas y más riesgosas. El FMI llamó la atención sobre el aumento de bonos basura emitidos por empresas estadounidenses y las señales de “sobrevaloración” en algunos rincones del mercado. Esto último no es algo desconocido para los inversionistas, temerosos ya de una burbuja en el sector de bonos.
También Wall Street podría estar mostrando señales de advertencia. Los precios de las acciones están “acercándose a niveles que pueden ser difíciles de mantener dadas las previsiones de beneficios” y las futuras alzas de tasas de la Fed. Además, existen “riesgos de contagio” asociados a la forma en que el sistema financiero global se ha vuelto aún más interconectado en los últimos años.
Entonces, ¿qué está haciendo el Gobierno respecto a estos peligros? No lo suficiente, aseguró el FMI. Aun cuando “ha adoptado medidas bienvenidas” para reforzar el sistema, queda trabajo por hacer.
El FMI también advirtió que el panorama regulatorio sigue fragmentado, lo que deriva en lagunas, interferencias y la posibilidad de reaccionar con retraso a los riesgos emergentes.
Se ha avanzado en la solución del problema “demasiado grande para quebrar”, pero los reguladores necesitan implementar nuevas normas para las entidades no bancarias, como son las administradoras de activos y aseguradoras. Uno de los principales temas pendientes siguen siendo Fannie Mae y Freddie Mac. El Gobierno de Estados Unidos sigue controlando estas compañías hipotecarias, creando con ello riesgos fiscales y financieros.
POB/BDH