La última semana ha sido para el gremio periodístico en México, una avalancha de información emanada de las investigaciones sobre el multihomicidio en la colonia Narvarte.

¿Por qué digo que gremio sí come gremio? Porque me invade la desilusión, el enojo interno, el silencio que ayuda en mucho cuando frente a la computadora podemos desahogar multitud de reflexiones que no deben quedarse en eso, sino lo deseable es que se traduzcan en acciones.

No minimizo los esfuerzos de muchos valientes que salieron de sus redacciones para recordar a Rubén, Nadia, Yesenia, Virginia y Olivia. Éstos son actos que se valoran, pero que tienen la trascendencia de una foto, de una playera, de una vela, de unas flores.

Muchos, no hemos dejado de postear, de seguir, de compartir, pero la inmediatez nos rebasa y exige que el siguiente paso sea contundente.

Gremio sí come gremio, porque veo la apatía de muchos otros periodistas, temerosos  o renuentes a opinar sobre el tema; directores y directivos abyectos, sumisos a los convenios y comunicados del poder.

Columnistas, analistas, comunicólogos y hasta varios fotógrafos que han decidido pasar de largo, por el mal sano temor de dar una opinión que los pueda comprometer  poner en riesgo.

Qué lamentable es ver siempre las mismas caras, oír las mismas voces, leer las mismas plumas y saber que todo gira en torno a un gremio dividido, temeroso, renuente a emprender, a sacudirse y proponer.

Las organizaciones no gubernamentales y la sociedad están, como sucedió en los movimientos 132 o en la demanda de justicia por el caso Ayotzinapa. Sin embargo, vale que todos crezcamos y asumamos roles como comunicadores o periodistas.

Me da tristeza ver a compañeros jefes de prensa amordazados y como títeres sucumbiendo a escribir lo que se les dicta.

Lamento que las aulas de comunicación hayan servido para formar a muchos comunicadores que se autocensuran diciendo –yo ni en medios estoy- . Es realmente lamentable, que a nuestro gremio le cueste moverse, apoyarse, empujar, proponer.

Cuando lamentablemente se pierden varias vidas, y se palpa una situación no sólo como la de Veracruz, sino como la de Puebla y la del norte, sur, centro y todo el país, es cuando me pregunto cuánto más nos vamos a tardar en proponer acciones, hacer una reunión nacional de periodistas –no de los intelectuales de siempre, ni de los reporteros que siempre cargan su cartulina-, sino de todos quienes realmente estamos apostados por proponer un cambio en las garantías que se deben tener para seguir ejerciendo el periodismo en nuestro país.

Es momento de pensar en una recomposición de la seguridad y los valores del periodismo en México, empecemos a ser solidarios con nuestro propio gremio.

Ya no basta la frase #PeriodistasCuidandoPeriodistas.

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POB/LFJ