“Actúa como ser pensante.
Piensa como ser de acción.
Vive conscientemente”.

 

El hombre de acción que verdaderamente lo es, se toma un tiempo importante para evaluar lo que hace. Está equivocado quien diga que porque es un hombre práctico “no pierde tiempo pensando”, porque estará incompleto el proceso si todo ello no se medita a la luz de nuestra profunda interioridad.

Tienen razón quienes sostienen que la constancia y disciplina pueden alcanzar lo que la inteligencia por sí sola no ha podido. Esta afirmación tiene varias aristas que vale la pena reconsiderar para abrevar de lo que está frente a nuestra mirada, pero ha pasado inadvertido.

Erróneamente se nos ha enseñado que nunca debemos detener nuestra marcha, que siempre debemos avanzar contra viento y marea; así que hacer un alto de cuando en cuando y evaluar lo que estamos haciendo es una actitud que en el momento puede calificarse de holgazanería, porque se impone una visión netamente pragmática.

Detenerse y meditar sobre lo que estamos haciendo y sobre lo que viene es parte de una actitud consciente.

Si de vez en cuando no hiciéramos un alto en nuestro andar podríamos no detectar que estamos caminando en círculos y con ello jamás llegaremos hacia lo que nos hemos propuesto.


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Imagine usted a un hombre perdido en el desierto y caminando extraviado, sin rumbo, pese a que desea con todas sus fuerzas dejar el suplicio en el que se encuentra. Este hombre imaginario podría pasar años sin descansar, sin detenerse, pero jamás llegaría a su destino, pese a su inquebrantable caminar.

Cuando pienso en constancia, disciplina y pensamiento viene a mí mente la formación de un ajedrecista: horas y horas, tal vez años enteros acumulados, pensando y reconsiderando las distintas jugadas y estrategias que con el pasar del tiempo y la experiencia acumulada le harán el maestro del llamado “deporte ciencia”.

Los ajedrecistas sólo alcanzan la maestría jugando muchas partidas y recapitulando sobre su actuar después de cada una de ellas.

La actividad de un ajedrecista es la combinación de pensamiento y acción, manifiesta ésta en los desplazamientos de cada pieza y en la estrategia que siguen, por otro lado se complementa el actuar con la valoración de cada movimiento.

Mucho avanzaríamos en nuestra vida diaria si a la par de actuar la conjugáramos con el recapitular sobre lo que hemos hecho y meditar sobre lo que somos y quiénes somos, es decir, como si fuera una sola.

Dicho de otra manera: Como síntesis de lo que aquí le vengo diciendo y para abonar aún más, retomo una frase del escritor alemán nacionalizado estadounidense, Premio Nobel de Literatura en 1929, Thomas Mann:

Pensad como hombres de acción, actuad como hombres pensantes”.

Acierta Thomas Mann cuando invita a actuar como hombres pensantes, pero vale la pena agregar que sobre el pensamiento está la conciencia, por ello yo agregaría:

Pensad como hombres de acción, actuad como hombres pensantes. Vivid conscientemente”.

¿Qué le parece?

Abel Pérez Rojas (@abelpr5) es doctor en Educación Permanente. Dirige: Sabersinfin.com.

 

POB/BDH